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El don de fluir
Casi no nos veíamos, pero hablábamos. Siempre me dejaba mensajes que yo contestaba después de días y él hacía lo mismo. Era de aquellas raras amistades que sabes dónde vive, escuchas sus consejos, pero no recurrirías a él ni en caso de emergencia. Él sabía algunos de mis temores y eso era suficiente para quedar algún día del mes, reunirnos y ponernos al tanto. Chismeábamos, no como amigas, sino como amigos. No había lugar para el silencio pues todo el tiempo sin vernos nos colmaba de historias.
Casi no nos veíamos, pero hablábamos. Siempre me dejaba mensajes que yo contestaba después de días y él hacía lo mismo. Era de aquellas raras amistades que sabes dónde vive, escuchas sus consejos, pero no recurrirías a él ni en caso de emergencia. Él sabía algunos de mis temores y eso era suficiente para quedar algún día del mes, reunirnos y ponernos al tanto. Chismeábamos, no como amigas, sino como amigos. No había lugar para el silencio pues todo el tiempo sin vernos nos colmaba de historias.
La historia de una muñeca
La muñeca se sentía fea y manipulada. A veces ella se veía deforme y ponía vendas en el abdomen para reducirlo porque era incapaz de aceptarse. Su pelo era otra historia: lo mutilaba, lo desgranaba y cuando estaba nerviosa se arrancaba algunos cabellos. Arrancarlos de un jalón era un recordatorio de que en la vida todo duele hasta la más insignificante acción.
La muñeca también hacia trabajos rudos y creía haber nacido con el sexo invertido por su comportamiento inadecuado. Su madre siempre le reprochaba su forma de vestir, su forma de peinarse, hasta de comer; pero se enorgullecía cuando la veía en compañía de alguien del sexo opuesto, pues le devolvía la esperanza de que cambiaría.
La muñeca se sentía fea y manipulada. A veces ella se veía deforme y ponía vendas en el abdomen para reducirlo porque era incapaz de aceptarse. Su pelo era otra historia: lo mutilaba, lo desgranaba y cuando estaba nerviosa se arrancaba algunos cabellos. Arrancarlos de un jalón era un recordatorio de que en la vida todo duele hasta la más insignificante acción.
La muñeca también hacia trabajos rudos y creía haber nacido con el sexo invertido por su comportamiento inadecuado. Su madre siempre le reprochaba su forma de vestir, su forma de peinarse, hasta de comer; pero se enorgullecía cuando la veía en compañía de alguien del sexo opuesto, pues le devolvía la esperanza de que cambiaría.
Amor roto
Amor roto, te he fallado y me siento mal por ello. Simplemente un día me levanté sin quererte y quise recomponer todo, pero ya era demasiado tarde, todo se había echado a perder, y aunque aún tú no lo sabes, en tu pecho surca una herida invisible que pronto estallará.
Sé que he dado paso a confusiones malévolas, pero te quiero como a un hermano. Es por eso mi afán de cuidarte, de que sepas que eres importante para mí, de darte un beso fugaz en los labios que me recuerden que algún día los desee solamente para mí. Algún día grabado en el pasado, observé mientras te ibas de mi casa y con tristeza sabía que te estaba perdiendo. Finalmente sucedió.
Amor roto, te he fallado y me siento mal por ello. Simplemente un día me levanté sin quererte y quise recomponer todo, pero ya era demasiado tarde, todo se había echado a perder, y aunque aún tú no lo sabes, en tu pecho surca una herida invisible que pronto estallará.
Sé que he dado paso a confusiones malévolas, pero te quiero como a un hermano. Es por eso mi afán de cuidarte, de que sepas que eres importante para mí, de darte un beso fugaz en los labios que me recuerden que algún día los desee solamente para mí. Algún día grabado en el pasado, observé mientras te ibas de mi casa y con tristeza sabía que te estaba perdiendo. Finalmente sucedió.
Con amor, Frankenstein
A veces me escondo, pero a veces no me importa. Me gusta pasar entre la gente sin ser vista. Sin embargo, a veces necesito que noten que estoy allí, que existo. Ese raro contraste que nadie entiende y del que mi vanidad se alimenta de manera egoísta. Otras veces simplemente no está y recuerdo que no tengo las medidas perfectas, que mi cuerpo es extraño, que mi bronceado solo está presente en mis brazos y que tengo las huellas de todo aquello que me ha marcado.
Y te confieso que he sido reconstruida más de una vez, y con el tiempo me he vuelto débil.
A veces me escondo, pero a veces no me importa. Me gusta pasar entre la gente sin ser vista. Sin embargo, a veces necesito que noten que estoy allí, que existo. Ese raro contraste que nadie entiende y del que mi vanidad se alimenta de manera egoísta. Otras veces simplemente no está y recuerdo que no tengo las medidas perfectas, que mi cuerpo es extraño, que mi bronceado solo está presente en mis brazos y que tengo las huellas de todo aquello que me ha marcado.
Y te confieso que he sido reconstruida más de una vez, y con el tiempo me he vuelto débil.
Facetas, se llaman facetas
–Son bipolares –aseveró JB pasándome una lechuga de su plato–. Definitivamente lo son. Yo no las entiendo.
–Ya la capto, estás hablando de las mujeres –contestó Efrén mirando a su primo.
– ¿Cómo? No creo que seas tan machista –dije mientras le devolvía la lechuga que terminó estrellándose sobre su cabeza– ¿Verdad, JB?
–Lo siento, amiguita, pero puedes decirme machista, arcaico, que soy fan del patriarcado pero esta vez no concuerdo contigo –me respondió mientras se ..
–Son bipolares –aseveró JB pasándome una lechuga de su plato–. Definitivamente lo son. Yo no las entiendo.
–Ya la capto, estás hablando de las mujeres –contestó Efrén mirando a su primo.
– ¿Cómo? No creo que seas tan machista –dije mientras le devolvía la lechuga que terminó estrellándose sobre su cabeza– ¿Verdad, JB?
–Lo siento, amiguita, pero puedes decirme machista, arcaico, que soy fan del patriarcado pero esta vez no concuerdo contigo –me respondió mientras se ..
Yo no quiero ser una dama
Tenía trece años cuando invité a bailar a un chico. Recuerdo que fue en un quinceañero, en ese tipo de fiestas en que los chicos están en un lado y las chicas en otro, todos moviendo la cabeza pero sin atreverse a bailar, hasta que yo lo hice. Tenía que hacerlo. Era como una “meta” a corto plazo, fijado en mi mente desde que mi madre me dijo: “si tienes ganas de hacer algo simplemente hazlo, teniendo en cuenta siempre las consecuencias que provocan ciertas acciones”. En este sentido, al tomar esa decisión nadie ...
Tenía trece años cuando invité a bailar a un chico. Recuerdo que fue en un quinceañero, en ese tipo de fiestas en que los chicos están en un lado y las chicas en otro, todos moviendo la cabeza pero sin atreverse a bailar, hasta que yo lo hice. Tenía que hacerlo. Era como una “meta” a corto plazo, fijado en mi mente desde que mi madre me dijo: “si tienes ganas de hacer algo simplemente hazlo, teniendo en cuenta siempre las consecuencias que provocan ciertas acciones”. En este sentido, al tomar esa decisión nadie ...
Cuando ellos abren las piernas
La combi seguía su ruta, moviéndose de un lado a otro a causa de los baches y de la velocidad. Esto me obligaba a chocar con mi compañero de asiento. Este se levantó y me miró extrañado, como si yo fuera la causante de su mal sueño. Después miró hacia la ventana y abrió un poco más las piernas para su propia comodidad, mientras que las mías estaban muy juntas y apoyadas a un lado.
–Qué calorazo que hace, ¿no? –me dijo en tanto se abanicaba con la mano.
–Sí pues –dije al mismo tiempo que buscaba en mi bolso una separata que tenía que leer ese día.
La combi seguía su ruta, moviéndose de un lado a otro a causa de los baches y de la velocidad. Esto me obligaba a chocar con mi compañero de asiento. Este se levantó y me miró extrañado, como si yo fuera la causante de su mal sueño. Después miró hacia la ventana y abrió un poco más las piernas para su propia comodidad, mientras que las mías estaban muy juntas y apoyadas a un lado.
–Qué calorazo que hace, ¿no? –me dijo en tanto se abanicaba con la mano.
–Sí pues –dije al mismo tiempo que buscaba en mi bolso una separata que tenía que leer ese día.
Declaración femenina
Nuestra amistad estaba basada en ver películas, salir de compras, ir al cine o al teatro, asistir a los recitales, en hacer las tareas juntos y tomarnos de las manos, aunque algunas veces pasaba horas sin él, debido a sus clases de francés.
Todo el mundo pensaba que éramos pareja y lo éramos, pero éramos pareja de amigos. Fueron pasando los años entre la universidad y Joaquín. Yo era feliz, tenía un amigo casi novio que me apoyaba en todo y que una vez me había besado.
Nuestra amistad estaba basada en ver películas, salir de compras, ir al cine o al teatro, asistir a los recitales, en hacer las tareas juntos y tomarnos de las manos, aunque algunas veces pasaba horas sin él, debido a sus clases de francés.
Todo el mundo pensaba que éramos pareja y lo éramos, pero éramos pareja de amigos. Fueron pasando los años entre la universidad y Joaquín. Yo era feliz, tenía un amigo casi novio que me apoyaba en todo y que una vez me había besado.
El amor en los tiempos del ahora
– No existe ningún Florentino Ariza, y eso lo sabes –me dijo mientras me arrebataba el pequeño libro amarillo que tenía de portada la foto de un sonriente Gabriel García Márquez. Nadie es capaz de esperar tanto por una mujer, el amor se acaba. Solo es…
– El amor se acaba. Mírame a mí, 4 años de relación con un estúpido chico que ahora está con otra chica –grita mi prima al caer sobre la cama–. Está furiosa, sus padres se han negado a darle permiso. No quieren que salga el fin de semana y se supone que estamos de ...
– No existe ningún Florentino Ariza, y eso lo sabes –me dijo mientras me arrebataba el pequeño libro amarillo que tenía de portada la foto de un sonriente Gabriel García Márquez. Nadie es capaz de esperar tanto por una mujer, el amor se acaba. Solo es…
– El amor se acaba. Mírame a mí, 4 años de relación con un estúpido chico que ahora está con otra chica –grita mi prima al caer sobre la cama–. Está furiosa, sus padres se han negado a darle permiso. No quieren que salga el fin de semana y se supone que estamos de ...
Alexandra Iracema Gonzales Lozano (Lima, Perú – 1993)
Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (Lambayeque). Integró el grupo de proyección social de la UNPRG llamado “Compra una Prenda, Regala una sonrisa” realizado en el 2013. Fue parte de la organización del I Encuentro de Periodismo Cultural en Medios Digitales (Chiclayo, 3 de mayo de 2014) y del XXVI Congreso Nacional de Estudiantes de Comunicación Social denominado como Marketing 3.0: mente , corazón y espíritu. Corresponsal y colaboradora en la página digital de difusión cultural Agenda CIX. Administra el blog personal: http://alexandragonzaleslozano.blogspot.com/
Facebook: https://www.facebook.com/alexandra.gonzaleslozano
Twitter: https://twitter.com/AlexandraIracem
Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (Lambayeque). Integró el grupo de proyección social de la UNPRG llamado “Compra una Prenda, Regala una sonrisa” realizado en el 2013. Fue parte de la organización del I Encuentro de Periodismo Cultural en Medios Digitales (Chiclayo, 3 de mayo de 2014) y del XXVI Congreso Nacional de Estudiantes de Comunicación Social denominado como Marketing 3.0: mente , corazón y espíritu. Corresponsal y colaboradora en la página digital de difusión cultural Agenda CIX. Administra el blog personal: http://alexandragonzaleslozano.blogspot.com/
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