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Nuestro amor propio en cuarentena
Mientras pienso en cómo iniciar este texto. Se me viene a la cabeza una típica pregunta que siempre nos hacen nuestras amigas, nuestros amigos y familiares: “¿Y cómo te va en el amor?”. Es de conocimiento mundial que hacen referencia al amor de pareja, pues les interesa saber si estás soltera/o o ya encontraste al amor de tu vida, tu otra mitad, tu media naranja. Lo cual, por supuesto no es válido.
Mientras pienso en cómo iniciar este texto. Se me viene a la cabeza una típica pregunta que siempre nos hacen nuestras amigas, nuestros amigos y familiares: “¿Y cómo te va en el amor?”. Es de conocimiento mundial que hacen referencia al amor de pareja, pues les interesa saber si estás soltera/o o ya encontraste al amor de tu vida, tu otra mitad, tu media naranja. Lo cual, por supuesto no es válido.
Lady Vinces: Nuestra pandemia
El miedo se apodera de nuestros sueños, se desvanecen las fotos familiares en nuestras casas. Lo que sentíamos muy lejano, y de otro mundo, tocó la puerta. Las redes sociales se convertían en obituarios diarios, unos más sorprendentes y desgarradores que otros, agregando a esto que todo ritual de despedida quedó prohibido, lo cual enconó aún más el duelo. Duro, pero real.
El miedo se apodera de nuestros sueños, se desvanecen las fotos familiares en nuestras casas. Lo que sentíamos muy lejano, y de otro mundo, tocó la puerta. Las redes sociales se convertían en obituarios diarios, unos más sorprendentes y desgarradores que otros, agregando a esto que todo ritual de despedida quedó prohibido, lo cual enconó aún más el duelo. Duro, pero real.
Xiomara López: Desigualdad y olvido… los verdaderos virus
Me preguntaba qué escribir en tiempos donde mi voluntad se toma varios días de vacaciones (pese a los múltiples quehaceres), donde la incertidumbre nos abraza con esmero, donde las noticias dolorosas están a la vuelta de la esquina y, como si fuera poco, tenemos que lidiar con la mezquindad de autoridades incompetentes frente a la necesidad de las/los más vulnerables alrededor del país.
Son tiempos difíciles y la impotencia me ha embargado más de una vez, porque parece que la vida de nuestros seres queridos, cual arena, se nos escabulle entre los dedos. Me ha tocado ser fuerte y brindar soporte a amigos cercanos que han sufrido por la pérdida de familiares y terminar con el corazón destrozado [...]
Me preguntaba qué escribir en tiempos donde mi voluntad se toma varios días de vacaciones (pese a los múltiples quehaceres), donde la incertidumbre nos abraza con esmero, donde las noticias dolorosas están a la vuelta de la esquina y, como si fuera poco, tenemos que lidiar con la mezquindad de autoridades incompetentes frente a la necesidad de las/los más vulnerables alrededor del país.
Son tiempos difíciles y la impotencia me ha embargado más de una vez, porque parece que la vida de nuestros seres queridos, cual arena, se nos escabulle entre los dedos. Me ha tocado ser fuerte y brindar soporte a amigos cercanos que han sufrido por la pérdida de familiares y terminar con el corazón destrozado [...]
César Vargas: La memoria de las imágenes
La pandemia del covid-19 nos puso en una versión parcial de la caverna de Platón, confinados en nuestros hogares y expuestos a información y contenidos diversos que nos permitieran entender lo que pasaba fuera. Fake news, videos virales, estrenos de películas y series online, transmisiones en vivo de espectáculos y eventos sociales varios, adquirieron más relevancia de lo usual durante ciento siete días. Realidad para un porcentaje menor de la población, con acceso regular a servicios básicos, internet y disposición de ahorros para adecuarse a la situación. Para la mayoría, en cambio, el acceso a estos contenidos resultó nulo o muy limitado debido a la precarización de sus condiciones de vida, que los posterga también de la posibilidad de elaborar sus propios relatos de lo sucedido.
La pandemia del covid-19 nos puso en una versión parcial de la caverna de Platón, confinados en nuestros hogares y expuestos a información y contenidos diversos que nos permitieran entender lo que pasaba fuera. Fake news, videos virales, estrenos de películas y series online, transmisiones en vivo de espectáculos y eventos sociales varios, adquirieron más relevancia de lo usual durante ciento siete días. Realidad para un porcentaje menor de la población, con acceso regular a servicios básicos, internet y disposición de ahorros para adecuarse a la situación. Para la mayoría, en cambio, el acceso a estos contenidos resultó nulo o muy limitado debido a la precarización de sus condiciones de vida, que los posterga también de la posibilidad de elaborar sus propios relatos de lo sucedido.
Anita Ramos: Aparente calma: violencia familiar
¿Qué necesitamos para estar bien en casa? De seguro podemos contestar algunas de las necesidades humanas que plantea el psicólogo Abraham Maslow, entonces, contestaremos que necesitamos alimentación, descanso, gozar de buena salud tanto física como emocional, sentirse seguro/a o protegido/a en una vivienda y tener un empleo seguro, tener intimidad sexual, amistades, conversación continua con nuestros familiares, reconocimiento por parte de la sociedad, entre otros. Sin embargo, no todos/as estamos gozando de estas oportunidades. Hay quienes en la emergencia nacional conviven con su agresor o agresora. La pandemia no ha desatado un mayor número de violencia familiar, tan solo está desatando la variedad de patrones socioculturales con los cuales hemos convivido, y ahora, al permanecer en confinamiento, la estructura ha variado y debemos hacer actividades que antes no estábamos acostumbrados/as.
¿Qué necesitamos para estar bien en casa? De seguro podemos contestar algunas de las necesidades humanas que plantea el psicólogo Abraham Maslow, entonces, contestaremos que necesitamos alimentación, descanso, gozar de buena salud tanto física como emocional, sentirse seguro/a o protegido/a en una vivienda y tener un empleo seguro, tener intimidad sexual, amistades, conversación continua con nuestros familiares, reconocimiento por parte de la sociedad, entre otros. Sin embargo, no todos/as estamos gozando de estas oportunidades. Hay quienes en la emergencia nacional conviven con su agresor o agresora. La pandemia no ha desatado un mayor número de violencia familiar, tan solo está desatando la variedad de patrones socioculturales con los cuales hemos convivido, y ahora, al permanecer en confinamiento, la estructura ha variado y debemos hacer actividades que antes no estábamos acostumbrados/as.
Stanley Vega: El virus covid-19 o la muerte a flor de piel
Jamás pensé que un bendito virus pudiera aparecer frente a nuestras narices y que al cabo de unos días el gobierno nos obligue a permanecer encerrados. Con toque de queda incluido y patrulleros ululando durante las primeras semanas de cuarentena. Luego se fueron ausentando. Muchos policías terminaron infectados. El incesante llanto de las ambulancias atraviesa la avenida cercana. Seguro llevan otra cifra moribunda, o ya fenecida, me decía y sigo diciendo cada noche.
Jamás pensé que un bendito virus pudiera aparecer frente a nuestras narices y que al cabo de unos días el gobierno nos obligue a permanecer encerrados. Con toque de queda incluido y patrulleros ululando durante las primeras semanas de cuarentena. Luego se fueron ausentando. Muchos policías terminaron infectados. El incesante llanto de las ambulancias atraviesa la avenida cercana. Seguro llevan otra cifra moribunda, o ya fenecida, me decía y sigo diciendo cada noche.
Danny Miranda: El amor sería nuestro único antídoto
Hace unos meses jamás nos hubiéramos imaginado que el olor que nos distinguiría sería la lejía y una máscara nos borraría nuestra condición de humanos. El mundo entero experimentaría algo sin precedentes y hasta hoy que escribo esto no tiene por lo menos fecha de caducidad. Mi hermana y su familia habían estado de vacaciones en Europa desde enero y nos hacían participes de su amor y felicidad por las fotos que colgaban en redes. Ellos regresarían al Perú el ocho de marzo. Unos días antes se había detectado al paciente cero y seis días después el presidente Vizcarra nos mandaría a nuestras casas, cerraría las fronteras y nuestras vidas cambiarían para siempre.
Hace unos meses jamás nos hubiéramos imaginado que el olor que nos distinguiría sería la lejía y una máscara nos borraría nuestra condición de humanos. El mundo entero experimentaría algo sin precedentes y hasta hoy que escribo esto no tiene por lo menos fecha de caducidad. Mi hermana y su familia habían estado de vacaciones en Europa desde enero y nos hacían participes de su amor y felicidad por las fotos que colgaban en redes. Ellos regresarían al Perú el ocho de marzo. Unos días antes se había detectado al paciente cero y seis días después el presidente Vizcarra nos mandaría a nuestras casas, cerraría las fronteras y nuestras vidas cambiarían para siempre.
Hellen Burga: El sentido de la cercanía: Un desafío durante la pandemia
Recuerdo el último día, antes de cuarentena, ver mi agenda con muchas programaciones de diversos talleres y reuniones. Los lugares de encuentro eran en las casas o los locales comunales de la misma gente. Pasábamos horas de aprendizaje y reflexión. Al término, nos prometíamos un humilde compartir formando un círculo con nuestros brazos entrelazados y entonando un cántico alegre para la despedida que se alimentaba de un abrazo colectivo. Desde que empezó el encierro, mi agenda contiene también programación de actividades, pero todas son virtuales, sin poder sentir el calor humano.
Recuerdo el último día, antes de cuarentena, ver mi agenda con muchas programaciones de diversos talleres y reuniones. Los lugares de encuentro eran en las casas o los locales comunales de la misma gente. Pasábamos horas de aprendizaje y reflexión. Al término, nos prometíamos un humilde compartir formando un círculo con nuestros brazos entrelazados y entonando un cántico alegre para la despedida que se alimentaba de un abrazo colectivo. Desde que empezó el encierro, mi agenda contiene también programación de actividades, pero todas son virtuales, sin poder sentir el calor humano.
Henry Urpeque Neciosup: La normalidad que nunca más regresará
Son las dos de la mañana y no puedo conciliar el sueño. Las redes sociales a esta hora están más encendidas que nunca. Muchos noctámbulos inician religiosamente su encuentro con estos espacios, para encontrar algo de ocio y diversión, en medio de tanta noticia triste y fúnebre. Sin embargo, todo está saturado de anuncios publicitarios, recetas medicinales, tutoriales de comida, novedades informativas y hasta confesiones y palabras sin sentido. Trato de encontrar en el Twitter la distinción que haga más placentero este confinamiento, sin embargo, uno que otro trol, hacen que la carrera por seguir hilos [...]
Son las dos de la mañana y no puedo conciliar el sueño. Las redes sociales a esta hora están más encendidas que nunca. Muchos noctámbulos inician religiosamente su encuentro con estos espacios, para encontrar algo de ocio y diversión, en medio de tanta noticia triste y fúnebre. Sin embargo, todo está saturado de anuncios publicitarios, recetas medicinales, tutoriales de comida, novedades informativas y hasta confesiones y palabras sin sentido. Trato de encontrar en el Twitter la distinción que haga más placentero este confinamiento, sin embargo, uno que otro trol, hacen que la carrera por seguir hilos [...]
Silvia Rodríguez Siu: La Importancia de los pueblos indígenas y el deber del Estado frente a la coyuntura del covid-19
Se me hace difícil escribir estas líneas hoy. Solo puedo pensar en las poblaciones indígenas que la están pasando muy mal.
Tomando como referencia a la selva peruana, una parte importante del Perú que ocupa el 60 % del territorio nacional, uno(a) se puede dar cuenta de la gravedad: La población viene haciendo esfuerzos denodados por tratar de salvar una situación de la cual se debería estar ocupando en primer lugar, el Estado y desde hace mucho.
Se me hace difícil escribir estas líneas hoy. Solo puedo pensar en las poblaciones indígenas que la están pasando muy mal.
Tomando como referencia a la selva peruana, una parte importante del Perú que ocupa el 60 % del territorio nacional, uno(a) se puede dar cuenta de la gravedad: La población viene haciendo esfuerzos denodados por tratar de salvar una situación de la cual se debería estar ocupando en primer lugar, el Estado y desde hace mucho.
Alexandra Gonzales Lozano: Corazón en cuarentena
Hemos aceptado lo que está pasando, pero no nos hemos querido rendir. No hemos bajado los brazos, tampoco nos hemos conformado. Salimos a la ciudad cada tres días para exponernos antes los demás y abastecernos de lo que necesitamos, aunque en estos momentos requerimos de amor más que de cualquier otra cosa. Amor para comprender, amor para seguir, amor para respetar y amor para sobreponernos a lo que viene. No queremos que nadie falte, pero sabemos que no volveremos a ver a alguien.
Hemos aceptado lo que está pasando, pero no nos hemos querido rendir. No hemos bajado los brazos, tampoco nos hemos conformado. Salimos a la ciudad cada tres días para exponernos antes los demás y abastecernos de lo que necesitamos, aunque en estos momentos requerimos de amor más que de cualquier otra cosa. Amor para comprender, amor para seguir, amor para respetar y amor para sobreponernos a lo que viene. No queremos que nadie falte, pero sabemos que no volveremos a ver a alguien.
Claudia Incháustegui: Las noches son un refugio
Me he esmerado en tener una especie de diario de maternidad; sin embargo, lo que en un inicio fue el testimonio de una agotadora vida de madre, se volvió un espacio de sobreinformación. El consumo excesivo de noticias me generó estrés y por ello me obligue a parar, respirar, alejarme un poco de lo tóxico de las novedades. Yo sé, es difícil desconectarse cuando se tiene una carrera que depende del minuto a minuto, pero hay límites, y mi mente ya tenía bastante con los cuidados diarios a un bebé de cuatro meses que no tiene ni la menor idea de lo que pasa a su alrededor y solo espera una madre mentalmente saludable para seguir demandando de ella.
Me he esmerado en tener una especie de diario de maternidad; sin embargo, lo que en un inicio fue el testimonio de una agotadora vida de madre, se volvió un espacio de sobreinformación. El consumo excesivo de noticias me generó estrés y por ello me obligue a parar, respirar, alejarme un poco de lo tóxico de las novedades. Yo sé, es difícil desconectarse cuando se tiene una carrera que depende del minuto a minuto, pero hay límites, y mi mente ya tenía bastante con los cuidados diarios a un bebé de cuatro meses que no tiene ni la menor idea de lo que pasa a su alrededor y solo espera una madre mentalmente saludable para seguir demandando de ella.
Mario Vallejo: Cerro Azul. Día N. Pandemia COVID-19
Hace años dejé Lima por una vida apacible. Es difícil sentirse confinado sin ir más allá de la ruta cotidiana. Es decir, vivir lejos no implica estar preso, pero hoy uno vive encerrado sin salir, y, en cierta medida, eso hace daño a la razón. Yo vivo lejos, pero voy a Lima con frecuencia. Me voy a la playa de Cerro Azul, o a Cañete o Imperial o Lunahuana o Chincha; pero hoy no salgo a ningún lado. Hay que respetar las órdenes del gobierno, aunque no nos guste. Nuestra familia es primero. No es momento de ser egoístas, sino solidarios con los tuyos y con los demás [...]
Hace años dejé Lima por una vida apacible. Es difícil sentirse confinado sin ir más allá de la ruta cotidiana. Es decir, vivir lejos no implica estar preso, pero hoy uno vive encerrado sin salir, y, en cierta medida, eso hace daño a la razón. Yo vivo lejos, pero voy a Lima con frecuencia. Me voy a la playa de Cerro Azul, o a Cañete o Imperial o Lunahuana o Chincha; pero hoy no salgo a ningún lado. Hay que respetar las órdenes del gobierno, aunque no nos guste. Nuestra familia es primero. No es momento de ser egoístas, sino solidarios con los tuyos y con los demás [...]
Larcery Díaz Suárez: Testimonios de reporteros en tiempos de covid-19
La primera vez que gané un premio nacional de periodismo lo hice con Luis Rodríguez Sánchez y José Moreno Solano. Fue a comienzos de los noventa, cuando la cámara a color recién ingresaba a nuestras labores reporteriles de la televisión y cuando aún por estos lares la computadora apenas tenía visos de hacerlo.A nuestra medida elaboramos un proyecto conjunto para televisión, con datos, cifras e imágenes de las exportaciones desde Lambayeque para el mundo.
La primera vez que gané un premio nacional de periodismo lo hice con Luis Rodríguez Sánchez y José Moreno Solano. Fue a comienzos de los noventa, cuando la cámara a color recién ingresaba a nuestras labores reporteriles de la televisión y cuando aún por estos lares la computadora apenas tenía visos de hacerlo.A nuestra medida elaboramos un proyecto conjunto para televisión, con datos, cifras e imágenes de las exportaciones desde Lambayeque para el mundo.
Liz Moreno: Teatro ¿digital?
Soy una mujer de teatro, lo que significa que mi trabajo se sustenta en el contacto, en la vida de todos los días en constante movimiento y relación con los humanos, con las calles, con las experiencias diarias en proceso, siendo testigo y partícipe. Siempre con la necesidad del pulso, de la emoción, de las miradas, de las tonalidades de voz, de los gestos faciales y corporales porque todo esto es nuestra materia prima: vida para poder crear. Se imaginan cómo podría crear alguien que está metido en una caja, sin luz y sin vida, en relación con el entorno, ¡imposible!
Soy una mujer de teatro, lo que significa que mi trabajo se sustenta en el contacto, en la vida de todos los días en constante movimiento y relación con los humanos, con las calles, con las experiencias diarias en proceso, siendo testigo y partícipe. Siempre con la necesidad del pulso, de la emoción, de las miradas, de las tonalidades de voz, de los gestos faciales y corporales porque todo esto es nuestra materia prima: vida para poder crear. Se imaginan cómo podría crear alguien que está metido en una caja, sin luz y sin vida, en relación con el entorno, ¡imposible!
Natalia Arbildo: Un virus no tan democrático
Estos días he pensado mucho, muchísimo, en las desigualdades que aún persisten en la sociedad. Sin ánimo de entrar en cifras, sino más bien de hacer un ejercicio de catarsis, me he cuestionado el hecho de tener un hogar, comida, agua y trabajo. Derechos que, en un país tan complejo como el nuestro, ahora son privilegios. Cuando nos dicen que el virus es democrático, esto no es tan cierto
Estos días he pensado mucho, muchísimo, en las desigualdades que aún persisten en la sociedad. Sin ánimo de entrar en cifras, sino más bien de hacer un ejercicio de catarsis, me he cuestionado el hecho de tener un hogar, comida, agua y trabajo. Derechos que, en un país tan complejo como el nuestro, ahora son privilegios. Cuando nos dicen que el virus es democrático, esto no es tan cierto
Natalio Diaz: Caminos (in)visibles
Cada vez que me encuentro con una página en blanco, me genera angustia. Siempre fue así. Planear algo que quiero escribir antes de hacerlo siempre fue inútil.
Imaginar que todo lo que tenía planeado, entre cuadros y rayones, reuniones largas, noches interminables de pensar mi práctica como docente y creador, se hicieron humo. Y no es de sorprendernos que las mismas noticias llenan nuestras cabezas de angustia antes que de recursos creativos.
Cada vez que me encuentro con una página en blanco, me genera angustia. Siempre fue así. Planear algo que quiero escribir antes de hacerlo siempre fue inútil.
Imaginar que todo lo que tenía planeado, entre cuadros y rayones, reuniones largas, noches interminables de pensar mi práctica como docente y creador, se hicieron humo. Y no es de sorprendernos que las mismas noticias llenan nuestras cabezas de angustia antes que de recursos creativos.
Francisco Echeandía: El teatro hoy
No sé si este texto lo estoy escribiendo cuerdo o es que ya no soy consciente de la realidad. Estos días vivimos un mundo surrealista. Algo que solo podría haber estado en nuestras mentes, algo que no pensábamos vivir. Tanto así que cuando llegaron las primeras noticias yo era escéptico. Esta desconfianza que nace a partir de no tener televisor para no ser manipulado por los medios.
No sé si este texto lo estoy escribiendo cuerdo o es que ya no soy consciente de la realidad. Estos días vivimos un mundo surrealista. Algo que solo podría haber estado en nuestras mentes, algo que no pensábamos vivir. Tanto así que cuando llegaron las primeras noticias yo era escéptico. Esta desconfianza que nace a partir de no tener televisor para no ser manipulado por los medios.
Paul Montjoy Forti: Días de encierro
Recibo un mensaje por WhatsApp de Claudia, mi editora. Vamos a empezar a trabajar la portada de la novela que saldrá publicada este año. Los planes eran otros: Hacer una presentación en la Feria Internacional del Libro que se realizaría en julio, hacer presentaciones en Chiclayo, mi tierra, en Piura y en Trujillo valiéndome de los buenos amigos que tengo por allí. Sin embargo, caprichoso destino, el coronavirus se expandió con toda su fuerza y puso todo de pies a cabeza, confinando al mundo entero en sus casas.
Recibo un mensaje por WhatsApp de Claudia, mi editora. Vamos a empezar a trabajar la portada de la novela que saldrá publicada este año. Los planes eran otros: Hacer una presentación en la Feria Internacional del Libro que se realizaría en julio, hacer presentaciones en Chiclayo, mi tierra, en Piura y en Trujillo valiéndome de los buenos amigos que tengo por allí. Sin embargo, caprichoso destino, el coronavirus se expandió con toda su fuerza y puso todo de pies a cabeza, confinando al mundo entero en sus casas.
Alex Neira: Muerte para la vida
No sé si les pasará, pero yo todos los días me acuesto pensando en el bienestar de mi familia: si mañana despertará ella o mi hijo con fiebre o algún otro «síntoma». Enseguida pienso en mí, por último, me doy aliento, considero que pase lo que pase debo mantenerme tranquilo y decidido a asumir mi nuevo papel, viendo el modo más idóneo para salir adelante durante el nuevo y redoblado aislamiento que sufriría alguno de ellos, o ambos, o yo, o todos en el peor de los casos.
No sé si les pasará, pero yo todos los días me acuesto pensando en el bienestar de mi familia: si mañana despertará ella o mi hijo con fiebre o algún otro «síntoma». Enseguida pienso en mí, por último, me doy aliento, considero que pase lo que pase debo mantenerme tranquilo y decidido a asumir mi nuevo papel, viendo el modo más idóneo para salir adelante durante el nuevo y redoblado aislamiento que sufriría alguno de ellos, o ambos, o yo, o todos en el peor de los casos.
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