- Quiénes Somos
- Artes Visuales
- Artes Escénicas
- Literatura
-
Secciones
- Cultura vive
- De Propia Vox
- Inusitado fulgor
- Inusitado fulgor: Reseñas
- Directorio cultural
- Barrockeando
- Barranco en Agenda CIX
- Voluntariado en accion
- Agenda CIX: COVID-19
- COVID-19: Demos voz a la esperanza
- #COVIDー19: Eventos
- Testimonios en tiempos del coronavirus
- Trazos en cuarentena
- COVID-19: Múltiples rostros de la incertidumbre >
- COVID-19: Lente en aislamiento
- Silencio Punto Tú
- El PPED está contigo
- Agenda CIX: Elecciones 2018
-
Columnas
- Cultura digital
- Biblioteca digital
- Directorio Digital
- Jota en la palabra
- Los pies entre el cielo y la tierra
- Sublime creatura
- Camara lucida
- Ojos de lagarto
- Enfermedad violeta
- Santo veneno
- De cómo hacer visible lo invisible. Apuntes sobre el teatro
- Tierra de ciegos >
- Linea once
- Mira que bonito
- Fuera de contexto
- Un cronopio me conto
- Todo es ilustrable
- Contacto
"Un golpe de dados" de Victoria Guerrero
Por: Miguel Ildefonso
En 1971 Mario Vargas Llosa decía en García Márquez: Historia de un deicidio: “Escribir novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea.”
Este acto rebelde que apuesta por construir un mundo ficcional contra una realidad que desembocó en la encrucijada de la década del 80 e inicios del 90, de una generación que creció en medio de la guerra política, la dictadura que implantó un sistema económico ligado al nuevo orden mundial y el spleen de una sensibilidad distinta que buscaba su voz, está presente en la nouvelle de Victoria Guerrero (Lima, 1971).
En Un golpe de dados (novelita sentimental pequeño burguesa) (Ceques Editores, 2015) nos hallamos entre dos mundos opuestos en donde mora la protagonista llamada Nadja. Uno es Magdalena, y allí el Castillo, en donde convive con la imponente abuela y un fantasmal abuelo, y con los padres y la hermana, pero, sobre todo, con esos seres que por aquel irónico “automatismo lógico” (André Breton definía: “el surrealismo es automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, escrito o de cualquier modo el funcionamiento real del pensamiento”) se le da voz: la perra Flaca, El Pollo y el gato Katze, los coadyuvantes que empujan a la protagonista, entre sus citas a poetas y artistas, a dar ese golpe de dados que pueda abolir el azar, el azar en su historia personal.
En 1971 Mario Vargas Llosa decía en García Márquez: Historia de un deicidio: “Escribir novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea.”
Este acto rebelde que apuesta por construir un mundo ficcional contra una realidad que desembocó en la encrucijada de la década del 80 e inicios del 90, de una generación que creció en medio de la guerra política, la dictadura que implantó un sistema económico ligado al nuevo orden mundial y el spleen de una sensibilidad distinta que buscaba su voz, está presente en la nouvelle de Victoria Guerrero (Lima, 1971).
En Un golpe de dados (novelita sentimental pequeño burguesa) (Ceques Editores, 2015) nos hallamos entre dos mundos opuestos en donde mora la protagonista llamada Nadja. Uno es Magdalena, y allí el Castillo, en donde convive con la imponente abuela y un fantasmal abuelo, y con los padres y la hermana, pero, sobre todo, con esos seres que por aquel irónico “automatismo lógico” (André Breton definía: “el surrealismo es automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, escrito o de cualquier modo el funcionamiento real del pensamiento”) se le da voz: la perra Flaca, El Pollo y el gato Katze, los coadyuvantes que empujan a la protagonista, entre sus citas a poetas y artistas, a dar ese golpe de dados que pueda abolir el azar, el azar en su historia personal.
Dicho azar, por cierto, es lo que la vincula a un personaje que pertenece más a ese otro mundo exterior, acechante y violento, en donde afloran a simple vista esas taras nacionales que solo conducen al fracaso todo proyecto colectivo. H es la pareja de Nadja, militante político, subversivo, que corresponde a esa realidad más cercana a la “real”; de ahí que cuando se narre o testimonie la salida de Nadja a ese mundo fuera de su habitación, fuera de su hábitat íntimo, la descripción sea más fiel al realismo.
La rebeldía de Nadja consiste no solo en habitar o atrincherarse en el plano simbólico de la literatura, en escribir la novela “sentimental” de sus vicisitudes familiares, sino también, parafraseando uno de los poemarios de la autora, en incendiar el mundo tanto de la realidad real como de la propia ficción. Cuestionar el lenguaje que funda la realidad (como hace la poesía) y transgredir la ficción que obedece a discursos asentados por el poder o la cultura, es el modo de enfrentarse a los otros, dado que el infierno, en realidad, son los otros, como decía Sartre.
Por eso podemos leer esta nouvelle con total libertad; ya se dio ese golpe de dados.
*Reseña de Miguel Ildefonso publicada el 20 de octubre de 2015 en Agenda CIX.
La rebeldía de Nadja consiste no solo en habitar o atrincherarse en el plano simbólico de la literatura, en escribir la novela “sentimental” de sus vicisitudes familiares, sino también, parafraseando uno de los poemarios de la autora, en incendiar el mundo tanto de la realidad real como de la propia ficción. Cuestionar el lenguaje que funda la realidad (como hace la poesía) y transgredir la ficción que obedece a discursos asentados por el poder o la cultura, es el modo de enfrentarse a los otros, dado que el infierno, en realidad, son los otros, como decía Sartre.
Por eso podemos leer esta nouvelle con total libertad; ya se dio ese golpe de dados.
*Reseña de Miguel Ildefonso publicada el 20 de octubre de 2015 en Agenda CIX.