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Agenda CIX: Información cultural como servicio público o una voz para abolir el silencio
Chiclayo, 22 de junio de 2018
Por Juan José Soto Bacigalupo
Incontables veces transité las estrechas y predecibles calles de Chiclayo. Otras tantas veces descubrí el rostro elocuente del silencio en las portadas de los diarios, atiborradas de titulares impostados, de medias verdades y olor a humo y sangre fresca.
En un cotidiano ejercicio –cual médico forense- recorrí escalpelo en mano, la superficie lobotomizada de las páginas impresas. Constatación desoladora: todo vestigio de información cultural habita –rigor mortis- escuálidas y exangües líneas entre el olvido y la indiferencia.
Mientras, en el lado B de la realidad, poetas desafían la noche y el reino de lo invisible con alucinados versos de fuego y teatristas escenifican los abismos de la condición humana, cercados por fantasmagóricas butacas en las plazuelas y parques.
Hoy en algún intacto lugar del mundo, del país, de Lambayeque, amanece el terco espíritu de un hombre que dibuja la danza del viento a pesar del exacto y ritual desierto de miradas.
He allí la raíz y explicación de Agenda CIX. Ser voz y refugio de la cotidiana labor del gestor cultural, del promotor, del artista; conectar con el pálpito del ciudadano de a pie y comunicar la buena nueva: la reciente obra de teatro, el recital poético, el concierto lírico, el acústico de nuevas voces, la proyección de cortos, la exposición fotográfica porque –aunque casi todo lo parezca- no todo es sangre y muerte, no todo son ojos desorbitados, no todo son órganos y vísceras desparramadas a todo color.
De allí que la condición sine qua non para ser miembro de Agenda CIX es, por sobre todas las cosas, amar el arte y la cultura.
Buscamos, he de confesar, formar un ejército de quijotes listos a poblar las salas de redacción con esa plenitud y lucidez que redima a la agenda –invisible para la mayoría de medios- del artista y gestor cultural lambayecano.
Ese es el sueño y esa la certeza: forjar comunicadores que sean agentes de cambio y asuman el quehacer informativo no como mero negocio que subordina principios y ética ante intereses comerciales, financieros y políticos, sino como servicio público al que adherimos con integridad, dignidad y pasión.
En Agenda CIX, es nuestra misión dar espacio y tribuna a ese protagonista relegado de la historia en las portadas e informativos: el actor cultural y su labor plagada de esfuerzos y sueños a pesar de todo y contra todo.
Tenemos la convicción de que la educación y la cultura son los ejes transversales para articular el sano desarrollo de una sociedad y un país. Nos rebelamos entonces ante ese silencio para abrazar a aquella agenda excluida de las páginas de los medios, que solo compiten por exhibir exclusivas de muertes en vivo, ojos fuera de sus órbitas y capítulos de farándula en tecnicolor.
El periodista y escritor polaco Ryszard Kapuschinski, en el libro Los cínicos no sirven para este oficio, sostiene que “para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”. Y esa es –sin el menor atisbo de duda- nuestra convicción y designio.
Ningún profesional de la comunicación debe eximirse de hallar la lucidez y actuar con inexpugnable rectitud ante los hechos que se nos revelan. Exorcizar todo rastro de vedetismo inútil y acercarse sin egos y a pie a los verdaderos protagonistas de la noticia. Declararse en permanente estado de alerta y escuchar las múltiples voces ciudadanas; cuestionar las manipulaciones del poder y responder ante el interés superior y noble que nos demanda nuestra profesión y reclama la sociedad.
Renovamos, 5 años después*, el compromiso para seguir adelante. Mantenemos la ilusión y determinación intactas y abrazamos de manera libérrima y sin concesiones esta labor y este servicio. Soñamos, obstinados, con jóvenes voluntarios multiplicándose en Lambayeque, el Perú y en todas partes del mundo, unidos a esta causa: heraldos de la buena nueva que emerge de la mismísima raíz creativa del espíritu.
En un cotidiano ejercicio –cual médico forense- recorrí escalpelo en mano, la superficie lobotomizada de las páginas impresas. Constatación desoladora: todo vestigio de información cultural habita –rigor mortis- escuálidas y exangües líneas entre el olvido y la indiferencia.
Mientras, en el lado B de la realidad, poetas desafían la noche y el reino de lo invisible con alucinados versos de fuego y teatristas escenifican los abismos de la condición humana, cercados por fantasmagóricas butacas en las plazuelas y parques.
Hoy en algún intacto lugar del mundo, del país, de Lambayeque, amanece el terco espíritu de un hombre que dibuja la danza del viento a pesar del exacto y ritual desierto de miradas.
He allí la raíz y explicación de Agenda CIX. Ser voz y refugio de la cotidiana labor del gestor cultural, del promotor, del artista; conectar con el pálpito del ciudadano de a pie y comunicar la buena nueva: la reciente obra de teatro, el recital poético, el concierto lírico, el acústico de nuevas voces, la proyección de cortos, la exposición fotográfica porque –aunque casi todo lo parezca- no todo es sangre y muerte, no todo son ojos desorbitados, no todo son órganos y vísceras desparramadas a todo color.
De allí que la condición sine qua non para ser miembro de Agenda CIX es, por sobre todas las cosas, amar el arte y la cultura.
Buscamos, he de confesar, formar un ejército de quijotes listos a poblar las salas de redacción con esa plenitud y lucidez que redima a la agenda –invisible para la mayoría de medios- del artista y gestor cultural lambayecano.
Ese es el sueño y esa la certeza: forjar comunicadores que sean agentes de cambio y asuman el quehacer informativo no como mero negocio que subordina principios y ética ante intereses comerciales, financieros y políticos, sino como servicio público al que adherimos con integridad, dignidad y pasión.
En Agenda CIX, es nuestra misión dar espacio y tribuna a ese protagonista relegado de la historia en las portadas e informativos: el actor cultural y su labor plagada de esfuerzos y sueños a pesar de todo y contra todo.
Tenemos la convicción de que la educación y la cultura son los ejes transversales para articular el sano desarrollo de una sociedad y un país. Nos rebelamos entonces ante ese silencio para abrazar a aquella agenda excluida de las páginas de los medios, que solo compiten por exhibir exclusivas de muertes en vivo, ojos fuera de sus órbitas y capítulos de farándula en tecnicolor.
El periodista y escritor polaco Ryszard Kapuschinski, en el libro Los cínicos no sirven para este oficio, sostiene que “para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”. Y esa es –sin el menor atisbo de duda- nuestra convicción y designio.
Ningún profesional de la comunicación debe eximirse de hallar la lucidez y actuar con inexpugnable rectitud ante los hechos que se nos revelan. Exorcizar todo rastro de vedetismo inútil y acercarse sin egos y a pie a los verdaderos protagonistas de la noticia. Declararse en permanente estado de alerta y escuchar las múltiples voces ciudadanas; cuestionar las manipulaciones del poder y responder ante el interés superior y noble que nos demanda nuestra profesión y reclama la sociedad.
Renovamos, 5 años después*, el compromiso para seguir adelante. Mantenemos la ilusión y determinación intactas y abrazamos de manera libérrima y sin concesiones esta labor y este servicio. Soñamos, obstinados, con jóvenes voluntarios multiplicándose en Lambayeque, el Perú y en todas partes del mundo, unidos a esta causa: heraldos de la buena nueva que emerge de la mismísima raíz creativa del espíritu.
*El 30 de abril, Agenda CIX cumplió su 5.° aniversario.
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