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Raphaël Colliaux: “Nuestra imagen común de la Amazonia como un “pulmón del planeta” no tiene ahora mucho sentido”
Chiclayo, 6 de abril de 2020
Por Gianfranco Mejía Coronel
Miembro del Instituto Francés de Estudios Andinos, Raphaël Colliaux, participó con su ponencia: “Explotación de recursos en la selva amazónica y pueblos autóctonos” en el evento La Noche de las Ideas 2020 organizado por la Alianza Francesa de Chiclayo en la Dirección Desconcentrada de Cultura de Lambayeque, el 30 de enero de 2020.
Raphaël Colliaux inicia su participación con un desalentador panorama actual de cómo se encuentra la Amazonía ante la exploración y explotación que atraviesa a manos del hombre. Luego, comenta sobre su trabajo en pueblos amazónicos de Perú, Ecuador y otros países de Suramérica; y finalmente, rescata de su experiencia, que el conocimiento ancestral que los pueblos indígenas poseen, es de suma importancia para la defensa y protección de la naturaleza.
Después del evento, Agenda CIX conversó con Raphaël Colliaux para profundizar a cerca de su disertación:
En términos generales ¿Cuáles son las bondades de la amazonia peruana?
La Amazonia es el bosque tropical continuo más extenso del mundo. La Cuenca Amazónica alberga un mosaico único de ecosistemas. En estos espacios, se encuentra al menos el 10% de la biodiversidad conocida en el mundo. Se distingue generalmente tres tipos de ecosistemas: el bosque tropical, los bosques inundables y los ríos. Sin embargo, esta región alberga también una diversidad sociocultural enorme. Se encuentran a casi un millón de indígenas, que pertenecen a unas 6 familias lingüísticas diferentes (sin contar los idiomas aislados y no conocidos). Para todas estas razones, la Amazonia constituye un lugar único.
¿De qué manera el modelo económico actual daña la Amazonía?
Las demandas de la economía global han transformado la Amazonía en una nueva frontera económica. Eso concierne especialmente los hidrocarburos y los recursos minerales (como por ejemplo el aluminio, el hierro, el titanio, o el oro, entre otros). Una gran parte de las inversiones extranjeras están dedicadas a la extracción de estos productos. Son recursos naturales estratégicos para los Gobiernos, y se reservan el derecho de conceder concesiones al sector privado. En la Amazonia peruana por ejemplo, cerca del 84% del territorio está ahora concesionado en diferentes lotes, donde empresas desarrollan actividades de exploración y de explotación. En muchos casos, estas concesiones se superponen a territorios indígenas.
¿De qué manera afecta la explotación de la Amazonia a los pueblos autóctonos que la habitan?
Estas actividades tienen, de hecho, un impacto ambiental importante. En los últimos 20 años, se han registrado 190 derrames de petróleo en la Amazonía peruana. Se debe principalmente a infraestructuras que son antiguas y que faltan de mantenimiento. Entre 2008 y 2017 se estima que se derramaron unos 25 000 barriles de petróleo en el Perú. Esto pone en riesgo la integridad de los ecosistemas. Afecta sobre larga duración las fuentes de alimentación, las quebradas, los ríos, los bosques, los suelos, y es una amenaza seria para los pueblos indígenas.
Raphaël Colliaux inicia su participación con un desalentador panorama actual de cómo se encuentra la Amazonía ante la exploración y explotación que atraviesa a manos del hombre. Luego, comenta sobre su trabajo en pueblos amazónicos de Perú, Ecuador y otros países de Suramérica; y finalmente, rescata de su experiencia, que el conocimiento ancestral que los pueblos indígenas poseen, es de suma importancia para la defensa y protección de la naturaleza.
Después del evento, Agenda CIX conversó con Raphaël Colliaux para profundizar a cerca de su disertación:
En términos generales ¿Cuáles son las bondades de la amazonia peruana?
La Amazonia es el bosque tropical continuo más extenso del mundo. La Cuenca Amazónica alberga un mosaico único de ecosistemas. En estos espacios, se encuentra al menos el 10% de la biodiversidad conocida en el mundo. Se distingue generalmente tres tipos de ecosistemas: el bosque tropical, los bosques inundables y los ríos. Sin embargo, esta región alberga también una diversidad sociocultural enorme. Se encuentran a casi un millón de indígenas, que pertenecen a unas 6 familias lingüísticas diferentes (sin contar los idiomas aislados y no conocidos). Para todas estas razones, la Amazonia constituye un lugar único.
¿De qué manera el modelo económico actual daña la Amazonía?
Las demandas de la economía global han transformado la Amazonía en una nueva frontera económica. Eso concierne especialmente los hidrocarburos y los recursos minerales (como por ejemplo el aluminio, el hierro, el titanio, o el oro, entre otros). Una gran parte de las inversiones extranjeras están dedicadas a la extracción de estos productos. Son recursos naturales estratégicos para los Gobiernos, y se reservan el derecho de conceder concesiones al sector privado. En la Amazonia peruana por ejemplo, cerca del 84% del territorio está ahora concesionado en diferentes lotes, donde empresas desarrollan actividades de exploración y de explotación. En muchos casos, estas concesiones se superponen a territorios indígenas.
¿De qué manera afecta la explotación de la Amazonia a los pueblos autóctonos que la habitan?
Estas actividades tienen, de hecho, un impacto ambiental importante. En los últimos 20 años, se han registrado 190 derrames de petróleo en la Amazonía peruana. Se debe principalmente a infraestructuras que son antiguas y que faltan de mantenimiento. Entre 2008 y 2017 se estima que se derramaron unos 25 000 barriles de petróleo en el Perú. Esto pone en riesgo la integridad de los ecosistemas. Afecta sobre larga duración las fuentes de alimentación, las quebradas, los ríos, los bosques, los suelos, y es una amenaza seria para los pueblos indígenas.
¿Cómo impacta la explotación de la Amazonía en el planeta?
Durante los últimos 30 años, más de 70 millones de hectáreas de bosque tropical amazónico han desaparecido, principalmente en Brasil, donde la deforestación llegó a ser responsable por más del 70% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en este país. Es más, varios estudios indican que la explotación industrial del bosque fomenta la aparición de los fuegos gigantes e incontrolables, como los del verano pasado. Al nivel de todo el planeta, estos mega-fuegos generan importantes pérdidas de gases en la atmósfera, y se estima que doblan en realidad la actividad humana. En este sentido, algunos estudios subrayan que estos últimos años, el territorio amazónico ha producido más gases que lo ha captado, de tal manera que nuestra imagen común de la Amazonia como un “pulmón del planeta” no tiene ahora mucho sentido.
¿Podemos cambiar la manera de relacionarnos con la Amazonia y qué papel cumple el conocimiento ancestral de los pueblos autóctonos en esta tarea?
La Amazonia no es un espacio virgen, intocable, como lo creemos comúnmente. Al contrario, como lo ha demostrado el antropólogo Philippe Descola, es un territorio que ha sido trabajado, modelados, desde miles de años, por los seres humanos. O sea, gracias a sus prácticas hortícolas y su conocimiento muy finos de los ecosistemas, los pueblos indígenas han desarrollado altamente la biodiversidad de los espacios que han ocupado tradicionalmente. Esto es el resultado de un trabajo intenso de observación, de experimentación y de selección, que empezó con la domesticación de las plantas en la Amazonía, hace unos 8000 años. A raíz de estas prácticas culturales, los pueblos indígenas no distinguen generalmente la sociedad humana y el bosque, como si este último fuera un universo “salvaje” que tendríamos que colonizar. Más bien, establecen una continuidad profunda entre estos dos espacios. Esto nos ayuda a repensar lo que llamamos nosotros “naturaleza”, y la ideología extractivista que quisiera siempre someterla, dominarla, en oposición con la sociedad humana.
En el plano individual y social. ¿Qué acciones podemos incluir en nuestra cultura para contribuir a la sostenibilidad de nuestra Amazonia?
Una de las tareas es tratar de integrar los conocimientos indígenas al debate general. Los pueblos indígenas están en capacidad de acumular grandes conocimientos sobre los problemas actuales, y especialmente sobre el cambio climático. En este sentido, el GIEC – el grupo de expertos encargado por la ONU de sintetizar el conocimiento científico sobre los efectos del cambio climático – ha empezado a integrar la contribución de los saberes indígenas en sus trabajos. Los pueblos autóctonos de Ártico, por ejemplo, han sido implicados en varias actividades de investigación, participando a la elaboración de los temas de estudios, lo que es un aspecto interesante.
¿Cuál es el desafío mayor en esta tarea?
Existen hasta ahora pocos dispositivos que permiten transmitir las habilidades indígenas a los científicos. Y estos últimos, por su parte, no han tomado todavía la medida de lo que es aplicable localmente. Uno de los desafíos mayores, seguramente, es superar la poca estima que se atribuye generalmente a los saberes indígenas. O sea, no se trata de preguntarnos ¿qué podría aportar la ciencia moderna a la “pobreza” que atribuimos tradicionalmente a los pueblos indígenas? Esto es una perspectiva humillante que tenemos que rechazar. Al contrario, debemos entender la contribución de los conocimientos indígenas a los problemas que las sociedades industriales han generado. Como lo subraya la antropóloga Manuela Carneiro da Cunha, es el valor intrínseco de los conocimientos llamados “indígenas” que debe manifestarse.
Durante los últimos 30 años, más de 70 millones de hectáreas de bosque tropical amazónico han desaparecido, principalmente en Brasil, donde la deforestación llegó a ser responsable por más del 70% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en este país. Es más, varios estudios indican que la explotación industrial del bosque fomenta la aparición de los fuegos gigantes e incontrolables, como los del verano pasado. Al nivel de todo el planeta, estos mega-fuegos generan importantes pérdidas de gases en la atmósfera, y se estima que doblan en realidad la actividad humana. En este sentido, algunos estudios subrayan que estos últimos años, el territorio amazónico ha producido más gases que lo ha captado, de tal manera que nuestra imagen común de la Amazonia como un “pulmón del planeta” no tiene ahora mucho sentido.
¿Podemos cambiar la manera de relacionarnos con la Amazonia y qué papel cumple el conocimiento ancestral de los pueblos autóctonos en esta tarea?
La Amazonia no es un espacio virgen, intocable, como lo creemos comúnmente. Al contrario, como lo ha demostrado el antropólogo Philippe Descola, es un territorio que ha sido trabajado, modelados, desde miles de años, por los seres humanos. O sea, gracias a sus prácticas hortícolas y su conocimiento muy finos de los ecosistemas, los pueblos indígenas han desarrollado altamente la biodiversidad de los espacios que han ocupado tradicionalmente. Esto es el resultado de un trabajo intenso de observación, de experimentación y de selección, que empezó con la domesticación de las plantas en la Amazonía, hace unos 8000 años. A raíz de estas prácticas culturales, los pueblos indígenas no distinguen generalmente la sociedad humana y el bosque, como si este último fuera un universo “salvaje” que tendríamos que colonizar. Más bien, establecen una continuidad profunda entre estos dos espacios. Esto nos ayuda a repensar lo que llamamos nosotros “naturaleza”, y la ideología extractivista que quisiera siempre someterla, dominarla, en oposición con la sociedad humana.
En el plano individual y social. ¿Qué acciones podemos incluir en nuestra cultura para contribuir a la sostenibilidad de nuestra Amazonia?
Una de las tareas es tratar de integrar los conocimientos indígenas al debate general. Los pueblos indígenas están en capacidad de acumular grandes conocimientos sobre los problemas actuales, y especialmente sobre el cambio climático. En este sentido, el GIEC – el grupo de expertos encargado por la ONU de sintetizar el conocimiento científico sobre los efectos del cambio climático – ha empezado a integrar la contribución de los saberes indígenas en sus trabajos. Los pueblos autóctonos de Ártico, por ejemplo, han sido implicados en varias actividades de investigación, participando a la elaboración de los temas de estudios, lo que es un aspecto interesante.
¿Cuál es el desafío mayor en esta tarea?
Existen hasta ahora pocos dispositivos que permiten transmitir las habilidades indígenas a los científicos. Y estos últimos, por su parte, no han tomado todavía la medida de lo que es aplicable localmente. Uno de los desafíos mayores, seguramente, es superar la poca estima que se atribuye generalmente a los saberes indígenas. O sea, no se trata de preguntarnos ¿qué podría aportar la ciencia moderna a la “pobreza” que atribuimos tradicionalmente a los pueblos indígenas? Esto es una perspectiva humillante que tenemos que rechazar. Al contrario, debemos entender la contribución de los conocimientos indígenas a los problemas que las sociedades industriales han generado. Como lo subraya la antropóloga Manuela Carneiro da Cunha, es el valor intrínseco de los conocimientos llamados “indígenas” que debe manifestarse.
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