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Poesía de Miguel Ángel Zapata
El Puente de Brooklyn
(primera visión)
Hoy día es otro mundo. He caminado delirante por el parque más grande de la ciudad. Vi a Bronzino en el Metropolitano. Goya ya había salido de su pozo profundo y su perro lo lamía feliz en el Parque Central. Sus dibujos son los trazos recurrentes de esta tarde ciega. Los sueños de su razón producen monstruos caprichosos. Después los árboles de las calles me leyeron poemas de Dylan Thomas y Vallejo. Si Vallejo hubiera caminado por estas calles habría tal vez escrito algo sobre la confianza en el anteojo de una rama. Hubiese caminado conmigo por estas calles de luna llena, virando en cada museo y desdoblándose en los bares de la noche con ese piano que se va hasta adentro del río.
Habría ocurrido un relámpago en todos los puentes.
(primera visión)
Hoy día es otro mundo. He caminado delirante por el parque más grande de la ciudad. Vi a Bronzino en el Metropolitano. Goya ya había salido de su pozo profundo y su perro lo lamía feliz en el Parque Central. Sus dibujos son los trazos recurrentes de esta tarde ciega. Los sueños de su razón producen monstruos caprichosos. Después los árboles de las calles me leyeron poemas de Dylan Thomas y Vallejo. Si Vallejo hubiera caminado por estas calles habría tal vez escrito algo sobre la confianza en el anteojo de una rama. Hubiese caminado conmigo por estas calles de luna llena, virando en cada museo y desdoblándose en los bares de la noche con ese piano que se va hasta adentro del río.
Habría ocurrido un relámpago en todos los puentes.
Bryant Park
Mi nuevo canto patina sobre un sol que busca su hueco entre el viento blanco.
Camino radiante por el parque soleado lleno de tiendas tomándome un té negro para no desfallecer de frío.
Rascacielos izan su corazón impuro a las alturas.
Nazco por la corriente que canta alegre la ciudad: las muchachas a coro endulzan el aire con sus botas largas y sus hermosas cabelleras tiritando bajo cero.
Camino radiante con la poesía del brazo por el Parque Bryant repitiendo la composición azul-gris para comparar sus efectos: agua y flores han inundado el parque, como la música glacial se inicia la primera variación del invierno.
Mi nuevo canto patina sobre un sol que busca su hueco entre el viento blanco.
Camino radiante por el parque soleado lleno de tiendas tomándome un té negro para no desfallecer de frío.
Rascacielos izan su corazón impuro a las alturas.
Nazco por la corriente que canta alegre la ciudad: las muchachas a coro endulzan el aire con sus botas largas y sus hermosas cabelleras tiritando bajo cero.
Camino radiante con la poesía del brazo por el Parque Bryant repitiendo la composición azul-gris para comparar sus efectos: agua y flores han inundado el parque, como la música glacial se inicia la primera variación del invierno.
Los canales de piedra
Vine a Venecia a ver a Marco Polo pero su casa estaba cerrada. El segundo piso lo vi desde una góndola y le tomé una foto a los geranios de su balcón. El agua del canal es de un verde raro, tal vez sea una combinación del tiempo, los vientos, y la tenue luz de sus callejones de piedra. Vivaldi aquella noche estaba dando sus clases a las niñas del coro. Corelli fue su invitado de honor. Después de uno de sus conciertos del cura rojo nos fuimos a la plaza San Marcos a beber vino en El Florián. Marco me decía que no permaneciera por mucho tiempo en ninguna parte del mundo. El mundo es como la plaza de San Marcos, murmuraba, hay que cruzarla miles de veces para que puedas ver las verdaderas aguas del tiempo. Al otro lado de la plaza está la vida escondida con el vino derramado por la muerte. Venecia es nuestra solo por esta noche: después hay que abandonarla como a las mujeres de Rialto. Siempre hay algo extraño y hermoso en los geranios púrpuras del Mundo.
Yo solo escribo lo que veo, por eso camino. Sigamos hacia la cumbre para ver los canales desde el cielo de la noche. Después pasemos a la Basílica a poner unas velas a mi madre: ella está viva, tiene la memoria de los ríos. A veces imagino ciudades, como tú, una ciudad dentro de otra, una plaza es mejor que todos los rascacielos del mundo. San Marcos es mi plaza, mi vida, o sea como las alas de las palomas.
Esta noche no daré clases a las niñas del coro en el Hospicio de la Piedad dijo el cura rojo. Entonces, Marco, veloz como de costumbre nos dijo: naveguemos mejor por los cuatro ríos sagrados esta noche. Busquemos el pecado, pidamos perdón a los cielos por no habernos bebido todo el vino y amado a todas las mujeres de Venecia.
Venecia, 17 de julio, 2007
Vine a Venecia a ver a Marco Polo pero su casa estaba cerrada. El segundo piso lo vi desde una góndola y le tomé una foto a los geranios de su balcón. El agua del canal es de un verde raro, tal vez sea una combinación del tiempo, los vientos, y la tenue luz de sus callejones de piedra. Vivaldi aquella noche estaba dando sus clases a las niñas del coro. Corelli fue su invitado de honor. Después de uno de sus conciertos del cura rojo nos fuimos a la plaza San Marcos a beber vino en El Florián. Marco me decía que no permaneciera por mucho tiempo en ninguna parte del mundo. El mundo es como la plaza de San Marcos, murmuraba, hay que cruzarla miles de veces para que puedas ver las verdaderas aguas del tiempo. Al otro lado de la plaza está la vida escondida con el vino derramado por la muerte. Venecia es nuestra solo por esta noche: después hay que abandonarla como a las mujeres de Rialto. Siempre hay algo extraño y hermoso en los geranios púrpuras del Mundo.
Yo solo escribo lo que veo, por eso camino. Sigamos hacia la cumbre para ver los canales desde el cielo de la noche. Después pasemos a la Basílica a poner unas velas a mi madre: ella está viva, tiene la memoria de los ríos. A veces imagino ciudades, como tú, una ciudad dentro de otra, una plaza es mejor que todos los rascacielos del mundo. San Marcos es mi plaza, mi vida, o sea como las alas de las palomas.
Esta noche no daré clases a las niñas del coro en el Hospicio de la Piedad dijo el cura rojo. Entonces, Marco, veloz como de costumbre nos dijo: naveguemos mejor por los cuatro ríos sagrados esta noche. Busquemos el pecado, pidamos perdón a los cielos por no habernos bebido todo el vino y amado a todas las mujeres de Venecia.
Venecia, 17 de julio, 2007
Visión del paraíso
(Pinturas de Tilsa Tsuchiya)
El pez dorado mira la nube atravesada por una rana.
Yo quiero ser el tronco que se desplome en el vacío de
la niebla, me dice la rana.
Yo siempre salto hacia delante, voy de prisa pero
con calma.
El sauce llora de verde la caída de las sombras.
Hay un río que no fulgura por la cercanía del
aguacero.
En el corral están el bien y el mal como una fortaleza
de hielo.
Una mujer callada bajo la sombra de la luna mira
mi desierto.
Salpica el cortejo de la luna, su paraíso te enceguece
como un cuervo partido por el sol.
*Poemas de Miguel Ángel Zapata publicados el 25 de abril de 2016 en Agenda CIX.
(Pinturas de Tilsa Tsuchiya)
El pez dorado mira la nube atravesada por una rana.
Yo quiero ser el tronco que se desplome en el vacío de
la niebla, me dice la rana.
Yo siempre salto hacia delante, voy de prisa pero
con calma.
El sauce llora de verde la caída de las sombras.
Hay un río que no fulgura por la cercanía del
aguacero.
En el corral están el bien y el mal como una fortaleza
de hielo.
Una mujer callada bajo la sombra de la luna mira
mi desierto.
Salpica el cortejo de la luna, su paraíso te enceguece
como un cuervo partido por el sol.
*Poemas de Miguel Ángel Zapata publicados el 25 de abril de 2016 en Agenda CIX.
Miguel Ángel Zapata, poeta y ensayista peruano nacido en Piura, es una de las voces más retumbantes de la poesía peruana e hispanoamericana de hoy. Se ha publicado recientemente dos antologías de su poesía: La nota 13 (Bogotá: Los Torreones, 2015), y Hoy día es otro mundo (Granada, España: Ediciones Valparaíso, 2015). También destacan los poemarios: La ventana y once poemas (México: Cuadrivio, 2014), La lluvia siempre sube (Buenos Aires: Melón Editores, 2012), Fragmentos de una manzana y otros poemas (Sevilla: Sibila- Fundación BBVA, 2011), Ensayo sobre la rosa. Poesía selecta 1983-2008 (Lima: Universidad San Martin de Porres, 2010), Los canales de piedra. Antología mínima (Valencia, Venezuela: Universidad de Carabobo, 2008), entre otros. Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, árabe y ruso. Álvaro Mutis ha dicho: “La poesía de Miguel Ángel Zapata es una poesía profundamente personal y en extremo rica en imaginación, un rigor y una continuidad en su trabajo poético, que no son comunes en nuestro continente tan poblado de talentos y tan escaso en verdaderos artesanos de la poesía”.
En su obra crítica destacan: Vuela un cuervo sobre la luna. Muestra de poesía española contemporánea: 1959-1980 (Nueva York: Hostos 2014), La voz deudora. Conversaciones sobre poesía hispanoamericana (Con Ilán Stavans) (Lima- México: Fondo de Cultura Económica, 2013), Vapor trasatlántico. Estudios sobre poesía hispánica y norteamericana (Lima-México: FCE-Universidad de San Marcos, 2008), Asir la forma que se va. La poesía de Carlos German Belli (Lima: Universidad de San Marcos, 2006), El hacedor y las palabras. Diálogos con la poesía de América Latina (Lima- México: FCE, 2005), entre otros. Es profesor principal de Literatura Latinoamericana en Hofstra University, Nueva York.
En su obra crítica destacan: Vuela un cuervo sobre la luna. Muestra de poesía española contemporánea: 1959-1980 (Nueva York: Hostos 2014), La voz deudora. Conversaciones sobre poesía hispanoamericana (Con Ilán Stavans) (Lima- México: Fondo de Cultura Económica, 2013), Vapor trasatlántico. Estudios sobre poesía hispánica y norteamericana (Lima-México: FCE-Universidad de San Marcos, 2008), Asir la forma que se va. La poesía de Carlos German Belli (Lima: Universidad de San Marcos, 2006), El hacedor y las palabras. Diálogos con la poesía de América Latina (Lima- México: FCE, 2005), entre otros. Es profesor principal de Literatura Latinoamericana en Hofstra University, Nueva York.