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HAZla por tu playa - San José
Chiclayo, 26 de marzo de 2016
Por Danny Valiente Custodio
Nueve de la mañana de un primer domingo de marzo. En el atrio de la iglesia de Lambayeque, se reúnen muchachos, muchachas, niños y adultos… todos, scouts de corazón. Tienen una misión que realizar aquel día: una jornada de limpieza en una de las playas a la que quieren retribuir las innumerables caminatas y campamentos. Con sus mochilas al hombro y en formación de rectángulo, se encomiendan a Dios antes de partir. Sus madres los despiden mientras caminan en fila india para tomar el bus que los llevará a San José. La partida demora, pero la alegría y las ganas siguen a flor de piel. No ven la hora de llegar e iniciar su cometido.
Ya en San José, caminan cantando hacia el borde del mar con sus banderas moradas y blancas que flamean heroicamente en lo alto mostrando enormes flores de lis, emblema scout. El azul francés de sus camisas contrasta, armonioso, con el color arena de la playa. Un sol abrasador los sorprende, en agradecimiento, mientras una bandada de gaviotas sobrevuela el lugar. Se organizan, forman equipos con nombres pintorescos: guanayes, pardelas, albatros, piqueros, gaviotas. Cada equipo tiene un coordinador. Ellos reciben los materiales y las últimas indicaciones, que deberán transmitir a sus equipos. Nuevamente en formación, se toman una foto grupal. Una regidora de la municipalidad ha llegado y les dirige unas palabras de agradecimiento y motivación. Lanzan al aire un sonoro: ¡HAZLA POR TU PLAYA! Y la acción… comienza.
Pardelas y guanayes se dirigen a la zona Este del área delimitada. A su paso van recogiendo pedazos de tecnopor y bolsas plásticas. Los coordinadores, apurados, van apuntando la cantidad de lo que se va recogiendo. En cierto momento se sorprenden. Han encontrado vidrios rotos. Saben que es un peligro rotundo, podrían causar un grave accidente. Cerca, una familia se divierte de lo más relajada en el mar. Actúan: con sumo cuidado recogen los pedazos y continúan su trayecto, más tranquilos. En la zona Oeste, se encuentran los albatros, las gaviotas y los piqueros. Un muchacho ha encontrado diversas colillas de cigarro. Su dirigente aprovecha el momento para contarles que una sola colilla contamina ocho litros de agua. Pero lo que más les llama la atención son las cañitas plásticas que encuentran por montón. Comentan entre ellos el vídeo que circula por las redes sociales donde a una tortuga le extraen estos elementos de sus fosas nasales. Se estremecen, pero tienen la satisfacción de haber impedido que más cañitas lleguen al mar. Una pareja y su mascota pasa cerca de ellos. “Si los bañistas fuesen más conscientes no habría necesidad de realizar este tipo de acciones”, cuchichean, felicitando la labor.
Hora y media después, el mar se ha embravecido. Deciden terminar la misión. Todos los equipos se concentran en la “Base pelícano”. Allí, una de las dirigentes scout pesa las bolsas y sacos de basura mientras los muchachos aprovechan en descansar y almorzar. Al terminar, se reúnen en formación y, anuncian haber recogido 131 kilos de basura. Los muchachos, cansados, sonríen. Ahora sí, satisfechos, toman el camino de vuelta a casa con la certeza de que mejor que limpiar es no ensuciar.
Ya en San José, caminan cantando hacia el borde del mar con sus banderas moradas y blancas que flamean heroicamente en lo alto mostrando enormes flores de lis, emblema scout. El azul francés de sus camisas contrasta, armonioso, con el color arena de la playa. Un sol abrasador los sorprende, en agradecimiento, mientras una bandada de gaviotas sobrevuela el lugar. Se organizan, forman equipos con nombres pintorescos: guanayes, pardelas, albatros, piqueros, gaviotas. Cada equipo tiene un coordinador. Ellos reciben los materiales y las últimas indicaciones, que deberán transmitir a sus equipos. Nuevamente en formación, se toman una foto grupal. Una regidora de la municipalidad ha llegado y les dirige unas palabras de agradecimiento y motivación. Lanzan al aire un sonoro: ¡HAZLA POR TU PLAYA! Y la acción… comienza.
Pardelas y guanayes se dirigen a la zona Este del área delimitada. A su paso van recogiendo pedazos de tecnopor y bolsas plásticas. Los coordinadores, apurados, van apuntando la cantidad de lo que se va recogiendo. En cierto momento se sorprenden. Han encontrado vidrios rotos. Saben que es un peligro rotundo, podrían causar un grave accidente. Cerca, una familia se divierte de lo más relajada en el mar. Actúan: con sumo cuidado recogen los pedazos y continúan su trayecto, más tranquilos. En la zona Oeste, se encuentran los albatros, las gaviotas y los piqueros. Un muchacho ha encontrado diversas colillas de cigarro. Su dirigente aprovecha el momento para contarles que una sola colilla contamina ocho litros de agua. Pero lo que más les llama la atención son las cañitas plásticas que encuentran por montón. Comentan entre ellos el vídeo que circula por las redes sociales donde a una tortuga le extraen estos elementos de sus fosas nasales. Se estremecen, pero tienen la satisfacción de haber impedido que más cañitas lleguen al mar. Una pareja y su mascota pasa cerca de ellos. “Si los bañistas fuesen más conscientes no habría necesidad de realizar este tipo de acciones”, cuchichean, felicitando la labor.
Hora y media después, el mar se ha embravecido. Deciden terminar la misión. Todos los equipos se concentran en la “Base pelícano”. Allí, una de las dirigentes scout pesa las bolsas y sacos de basura mientras los muchachos aprovechan en descansar y almorzar. Al terminar, se reúnen en formación y, anuncian haber recogido 131 kilos de basura. Los muchachos, cansados, sonríen. Ahora sí, satisfechos, toman el camino de vuelta a casa con la certeza de que mejor que limpiar es no ensuciar.
Fotografía y vídeo: Belén Pebe
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