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Facetas, se llaman facetas
24 de enero de 2016
Por Alexandra Gonzales Lozano
–Son bipolares –aseveró JB pasándome una lechuga de su plato–. Definitivamente lo son. Yo no las entiendo.
–Ya la capto, estás hablando de las mujeres –contestó Efrén mirando a su primo.
– ¿Cómo? No creo que seas tan machista –dije mientras le devolvía la lechuga que terminó estrellándose sobre su cabeza– ¿Verdad, JB?
–Lo siento, amiguita, pero puedes decirme machista, arcaico, que soy fan del patriarcado pero esta vez no concuerdo contigo –me respondió mientras se comía la lechuga– ¿Quién las entiende?
–Pues yo. Alucina que todas mis ex son mis mejores amigas. Y es más, todas mis mejores amigas han sido mis novias –comentó Efrén, sonriente.
–No, por favor, no, seguro vas a empezar a hablar de Miranda. Ay, no, por favor – dije suplicante–. He escuchado esta historia mil veces. Definitivamente, necesitas amigas.
Efrén, soltó una carcajada entre tanto se comía algunas papas de mi plato.
–Si quieres que te cuente otra historia deberíamos comenzar a escribir una – me dijo Efrén rozándome el antebrazo.
–No sabía que escribías. Me quedé en la parte que estabas aprendiendo a leer – sonreí mostrando todos los dientes.
–Juntos, claro –dijo volviendo a rozar mi muñeca.
–No estaré en tu lista –murmuré-. Dale check a cualquiera.
–Espera, ¿de qué están hablando? –intervino JB, mirando hacia la puerta del restaurante.
–De nada –contesté rápidamente–. ¿Estás esperando a alguien?
–No –dijo agachando la mirada.
–Necesitas presentarle urgente a alguien, urgente –me alentó Efrén.
–Mira, la cosa es bien simple. Estás en depresión por la ruptura con Alondra…
–No es Alondra, es Almendra…
–Es lo mismo, necesitas relajarte, darte un tiempo, conocerte a ti mismo –volví a comentar de manera relajada.
–Pareces chamán…
–No seas idiota. Te estoy aconsejando –dije arrugando la nariz.
– ¿Por qué pierdes la paciencia tan rápido?
–No estoy perdiendo la paciencia –respondí alzando la voz.
–Ves, a eso me refiero, estás alzando la voz –insistió JB–. Las mujeres son todas unas histéricas.
– ¿Histéricas? Histérica tu…
–Ni lo pienses…
–Bien, lo siento, pero es que tú…
–Ahora bajas la voz y todo calmado. Ves, a eso me refiero. Ustedes son unas bipolares.
–Antes que sigan con su discusión de bipolares, creo que estamos jodidos –se interpuso Efrén al mismo tiempo que levantaba mi celular en sus manos.
–Oye, ese es mi celular –dije tratando de quitárselo.
–Hey, tranquila guapa, que aquí en tus contactos solo hay hombres…
– ¿Y? Tengo amigos, también tengo amigas…
– ¿Dos?, ¿tres?
–Basta, déjame en paz, tengo más de veinte amigas entre mis contactos…
–Veinte no creo que sean suficientes para nosotros, ¿verdad primito?
–Basta Efrén, que la feminista salta…
–No soy feminista, concuerdo con algunas ideas –aclaré dejando los cubiertos sobre el plato.
–Shhh, no es feminista, por algo le gustan los hombres…
– ¿Qué? Te escuché Efrén…
–Ya pues, todos sabemos que las feministas son lesbianas, por eso tú no eres feminista, ¿verdad?
–A ver chicos de mente pequeña, no soy feminista pero concuerdo con algunas ideas, y ser feminista no es ser lesbiana.
–Ya, pero son medio ahombradas, o sea nunca en su vida se pondrían ropa hot…es decir, son feministas pero no femeninas.
–Mi enamorada usaba ropa hot –dijo JB lamentándose.
–Olvídala, a ver si alguien nos presenta una amiga femenina…
–Femenina, feminista, dark, estudiosa, divertida, bonita, inteligente, estrafalaria…
– ¿Tantas amigas tienes? –dijo riéndose Efrén cogiéndome el cabello.
–No es eso, todo lo que quieras lo puedes encontrar en una sola mujer. Tenemos varias facetas –traté de argumentar con aire de suficiencia.
– ¿Ah, sí? Por eso son bipolares
–No somos bipolares, tenemos muchas facetas, y si sabes amar a una mujer sabrás disfrutar y convivir con ellas.
–Espero aprender. No sé porqué terminé con Almendra. Supongo que todo fue un mal entendido
–Primero debes conocerte, saber qué es lo que buscas en una mujer…
–Es que son tan difíciles, tan complicadas de entender.
–JB, todo puede ser posible si es que tienes paciencia y aprendes a entendernos –dije limpiándome la boca con un par de servilletas.
–Oigan, mujercitas, ¿nos vamos por un helado? –preguntó Efrén levantándose de la mesa.
–Bien, pagas tú –respondí poniéndome de pie.
–Pero no que tú eras la feminista –dijo Efrén
–Efrén, paga la cuenta por favor y luego te explico qué es feminismo –le estampé un beso en la mejilla.
–Graciosa.
–Querido, el conocimiento cuesta.
Creo que esa noche fue una más de esas que siempre se recuerdan porque cuando tienes un objetivo y no lo logras recuerdas el fracaso. Mi objetivo era hacerles entender qué era el feminismo pero no lo logré, al menos no con mis amigos, aunque creo que dentro de algunas salidas más comprenderían todo.
Lo bueno de esa salida es que entendieron que no es un desorden de personalidad lo que tenemos, simplemente son facetas que enriquecen nuestro carácter y que es muy cierto eso que dicen por allí que una mujer será tan niña como la consientas, tan dama como la trates, tan inteligente como la retes y tan sensual como la provoques.
–Ya la capto, estás hablando de las mujeres –contestó Efrén mirando a su primo.
– ¿Cómo? No creo que seas tan machista –dije mientras le devolvía la lechuga que terminó estrellándose sobre su cabeza– ¿Verdad, JB?
–Lo siento, amiguita, pero puedes decirme machista, arcaico, que soy fan del patriarcado pero esta vez no concuerdo contigo –me respondió mientras se comía la lechuga– ¿Quién las entiende?
–Pues yo. Alucina que todas mis ex son mis mejores amigas. Y es más, todas mis mejores amigas han sido mis novias –comentó Efrén, sonriente.
–No, por favor, no, seguro vas a empezar a hablar de Miranda. Ay, no, por favor – dije suplicante–. He escuchado esta historia mil veces. Definitivamente, necesitas amigas.
Efrén, soltó una carcajada entre tanto se comía algunas papas de mi plato.
–Si quieres que te cuente otra historia deberíamos comenzar a escribir una – me dijo Efrén rozándome el antebrazo.
–No sabía que escribías. Me quedé en la parte que estabas aprendiendo a leer – sonreí mostrando todos los dientes.
–Juntos, claro –dijo volviendo a rozar mi muñeca.
–No estaré en tu lista –murmuré-. Dale check a cualquiera.
–Espera, ¿de qué están hablando? –intervino JB, mirando hacia la puerta del restaurante.
–De nada –contesté rápidamente–. ¿Estás esperando a alguien?
–No –dijo agachando la mirada.
–Necesitas presentarle urgente a alguien, urgente –me alentó Efrén.
–Mira, la cosa es bien simple. Estás en depresión por la ruptura con Alondra…
–No es Alondra, es Almendra…
–Es lo mismo, necesitas relajarte, darte un tiempo, conocerte a ti mismo –volví a comentar de manera relajada.
–Pareces chamán…
–No seas idiota. Te estoy aconsejando –dije arrugando la nariz.
– ¿Por qué pierdes la paciencia tan rápido?
–No estoy perdiendo la paciencia –respondí alzando la voz.
–Ves, a eso me refiero, estás alzando la voz –insistió JB–. Las mujeres son todas unas histéricas.
– ¿Histéricas? Histérica tu…
–Ni lo pienses…
–Bien, lo siento, pero es que tú…
–Ahora bajas la voz y todo calmado. Ves, a eso me refiero. Ustedes son unas bipolares.
–Antes que sigan con su discusión de bipolares, creo que estamos jodidos –se interpuso Efrén al mismo tiempo que levantaba mi celular en sus manos.
–Oye, ese es mi celular –dije tratando de quitárselo.
–Hey, tranquila guapa, que aquí en tus contactos solo hay hombres…
– ¿Y? Tengo amigos, también tengo amigas…
– ¿Dos?, ¿tres?
–Basta, déjame en paz, tengo más de veinte amigas entre mis contactos…
–Veinte no creo que sean suficientes para nosotros, ¿verdad primito?
–Basta Efrén, que la feminista salta…
–No soy feminista, concuerdo con algunas ideas –aclaré dejando los cubiertos sobre el plato.
–Shhh, no es feminista, por algo le gustan los hombres…
– ¿Qué? Te escuché Efrén…
–Ya pues, todos sabemos que las feministas son lesbianas, por eso tú no eres feminista, ¿verdad?
–A ver chicos de mente pequeña, no soy feminista pero concuerdo con algunas ideas, y ser feminista no es ser lesbiana.
–Ya, pero son medio ahombradas, o sea nunca en su vida se pondrían ropa hot…es decir, son feministas pero no femeninas.
–Mi enamorada usaba ropa hot –dijo JB lamentándose.
–Olvídala, a ver si alguien nos presenta una amiga femenina…
–Femenina, feminista, dark, estudiosa, divertida, bonita, inteligente, estrafalaria…
– ¿Tantas amigas tienes? –dijo riéndose Efrén cogiéndome el cabello.
–No es eso, todo lo que quieras lo puedes encontrar en una sola mujer. Tenemos varias facetas –traté de argumentar con aire de suficiencia.
– ¿Ah, sí? Por eso son bipolares
–No somos bipolares, tenemos muchas facetas, y si sabes amar a una mujer sabrás disfrutar y convivir con ellas.
–Espero aprender. No sé porqué terminé con Almendra. Supongo que todo fue un mal entendido
–Primero debes conocerte, saber qué es lo que buscas en una mujer…
–Es que son tan difíciles, tan complicadas de entender.
–JB, todo puede ser posible si es que tienes paciencia y aprendes a entendernos –dije limpiándome la boca con un par de servilletas.
–Oigan, mujercitas, ¿nos vamos por un helado? –preguntó Efrén levantándose de la mesa.
–Bien, pagas tú –respondí poniéndome de pie.
–Pero no que tú eras la feminista –dijo Efrén
–Efrén, paga la cuenta por favor y luego te explico qué es feminismo –le estampé un beso en la mejilla.
–Graciosa.
–Querido, el conocimiento cuesta.
Creo que esa noche fue una más de esas que siempre se recuerdan porque cuando tienes un objetivo y no lo logras recuerdas el fracaso. Mi objetivo era hacerles entender qué era el feminismo pero no lo logré, al menos no con mis amigos, aunque creo que dentro de algunas salidas más comprenderían todo.
Lo bueno de esa salida es que entendieron que no es un desorden de personalidad lo que tenemos, simplemente son facetas que enriquecen nuestro carácter y que es muy cierto eso que dicen por allí que una mujer será tan niña como la consientas, tan dama como la trates, tan inteligente como la retes y tan sensual como la provoques.
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