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Teatro
Por: Francisco Echeandía Cevallos
Desde la premisa general del teatro como el lugar donde contemplamos historias contadas por cuerpos vivos, donde los signos cobran fuerza para generar lenguaje entre el intérprete y el espectador en un ritual donde se comparte una experiencia desde el aquí y ahora, que despierta el alma, abre mentes y corazones, en un estilo determinado mediante el cual el director junto a sus actores hacen visible lo invisible. Desde este espacio compartiré con ustedes una serie de artículos donde profundizaremos temas teórico teatrales.
Los signos, que son los cuerpos presentes en el escenario, llámense interpretes u objetos, generan códigos a descifrar por el espectador. Son estos códigos que el director escénico en los ensayos, sensible y dispuesto, relajado y activo, escuchando y viendo eso que está dentro de la obra, que por lo general no se percibe pero que si sentimos, y no podemos explicar, es la búsqueda hacer visible lo invisible de la obra, queriendo hacer sentir la esencia de lo que quiere contar, lograrlo genera que la puesta en escena pase de obra a obra de arte.
Este proceso creativo es el que un grupo de individuos comparte en un lugar determinado para ser observado por otros individuos dispuestos a ser parte de este momento y experiencia en tiempo real-presente. El teatro no sería teatro sin un contacto entre personas: intérpretes y espectadores.
En esta experiencia compartida, donde el espectador hace visible lo invisible, en historias que además maravillan por el hecho de concentrar vidas en un tiempo determinado, despierta los sentidos, toca el alma, abre corazones y mentes.
Los signos, que son los cuerpos presentes en el escenario, llámense interpretes u objetos, generan códigos a descifrar por el espectador. Son estos códigos que el director escénico en los ensayos, sensible y dispuesto, relajado y activo, escuchando y viendo eso que está dentro de la obra, que por lo general no se percibe pero que si sentimos, y no podemos explicar, es la búsqueda hacer visible lo invisible de la obra, queriendo hacer sentir la esencia de lo que quiere contar, lograrlo genera que la puesta en escena pase de obra a obra de arte.
Este proceso creativo es el que un grupo de individuos comparte en un lugar determinado para ser observado por otros individuos dispuestos a ser parte de este momento y experiencia en tiempo real-presente. El teatro no sería teatro sin un contacto entre personas: intérpretes y espectadores.
En esta experiencia compartida, donde el espectador hace visible lo invisible, en historias que además maravillan por el hecho de concentrar vidas en un tiempo determinado, despierta los sentidos, toca el alma, abre corazones y mentes.
Para esto es importante que el intérprete tenga un bagaje determinado, que haya desechado varias de sus máscaras sociales para entrar libre al escenario y estar dispuesto a asumir el proceso de creación de su personaje en beneficio de la puesta en escena.
Se dice que el actor es él y no es él. Pero mientras más sea el, será como un flautista que no exagera al tocar su instrumento, sino en su disfrute se encuentra también el disfrute de su espectador.
El soporte en el teatro lo vemos en la teatralidad de sus textos, o dicho de otra manera en su condición o naturaleza que tiene para generar atención para el contar y el actuar.
No es en vano que los clásicos son clásicos, los ejemplos los tenemos en: Esquilo, Sófocles, Eurípides, Shakespeare, Ibsen, Chejov, Lorca, Brecht, Camus, Pinter, etc. Y también, entre muchos otros, la podemos encontrar en los autores contemporáneos como Spregelburd, De María, Schimmelpfennig.
La forma, el estilo, o el lenguaje escénico varían según los gustos, autores, o directores, según lo que se quiera provocar en el espectador. Figurativo, expresivo, surrealista, absurdo, naturalista, realista, post-moderno, íntimo. A estos se le suman los géneros, como la tragedia, donde los dioses conducen la historia, el drama, donde el personaje decide por sí mismo lo que quiere lograr en la historia, o la comedia, historias alegres, además de los autos sacramentales, las piezas históricas y las piezas musicales.
Para concluir, sugiero a los espectadores que una vez dentro del espacio teatral se permitan ver, asumiendo asimismo su compromiso de ver, para generar de esta manera una experiencia compartida en la cual se rompa el miedo de compartir nuestras emociones desde las butacas. Permitámonos ver formas clásicas o nuevas de contar. Sabemos que hay formas, estilos, lenguajes y géneros que gustan más que otros, pero es importante permitirse contemplar desde la otra mirada, la mirada del director.
Teatro es un artículo de Francisco Echeandía y publicado en Agenda CIX el 29 de mayo de 2017.
Se dice que el actor es él y no es él. Pero mientras más sea el, será como un flautista que no exagera al tocar su instrumento, sino en su disfrute se encuentra también el disfrute de su espectador.
El soporte en el teatro lo vemos en la teatralidad de sus textos, o dicho de otra manera en su condición o naturaleza que tiene para generar atención para el contar y el actuar.
No es en vano que los clásicos son clásicos, los ejemplos los tenemos en: Esquilo, Sófocles, Eurípides, Shakespeare, Ibsen, Chejov, Lorca, Brecht, Camus, Pinter, etc. Y también, entre muchos otros, la podemos encontrar en los autores contemporáneos como Spregelburd, De María, Schimmelpfennig.
La forma, el estilo, o el lenguaje escénico varían según los gustos, autores, o directores, según lo que se quiera provocar en el espectador. Figurativo, expresivo, surrealista, absurdo, naturalista, realista, post-moderno, íntimo. A estos se le suman los géneros, como la tragedia, donde los dioses conducen la historia, el drama, donde el personaje decide por sí mismo lo que quiere lograr en la historia, o la comedia, historias alegres, además de los autos sacramentales, las piezas históricas y las piezas musicales.
Para concluir, sugiero a los espectadores que una vez dentro del espacio teatral se permitan ver, asumiendo asimismo su compromiso de ver, para generar de esta manera una experiencia compartida en la cual se rompa el miedo de compartir nuestras emociones desde las butacas. Permitámonos ver formas clásicas o nuevas de contar. Sabemos que hay formas, estilos, lenguajes y géneros que gustan más que otros, pero es importante permitirse contemplar desde la otra mirada, la mirada del director.
Teatro es un artículo de Francisco Echeandía y publicado en Agenda CIX el 29 de mayo de 2017.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.