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POESÍA DE CROMWELL CASTILLO CABREJOS
De "ESTADOS DE COMA"
I
Un poema jamás termina con el sobresalto de la carne.
¡Dirijamos nuestro estruendo con recelo!
El amor caído, el exterminio, los muros invisibles del letargo,
la misma desesperación profunda que tocamos noche y día
reverberan nuestra resistencia como aliento ascendente.
Bajo la estación llana de la memoria, el sueño nos despoja
del paisaje del encierro, y canta
en tierra desnuda el fuego de nuestras entrañas.
Ni a la voluntad ni a la fe las han podido desolar tanto:
Las noches latinoamericanas son estupendas
pero titilan Cincuenta Estrellas punzando el corazón palidecido
de sus amaneceres.
Todo contiene disposición de máscara en el rostro.
Con una convulsión ligera como las palabras
esta presunción de oficio maldito nos libera del miedo
y de la muerte.
Será que enterramos el silencio con audacia
y cosechamos revoluciones discretas
con la última traición del calendario?
¿Cuánta voracidad procurará nuestra respuesta
si cobijamos un pálpito sin frontera en los oídos?
Hoy cuatro de julio de dos mil once gozo aquí frente al Pacífico.
Su rugido es una mano que acribilla la vergüenza.
Escribir su intemporalidad, su movimiento, su sonido grave…
Las palabras en el agua son ejércitos inermes
que apenas si alcanzan sosiego en su hondura implacable.
Mientras mi mujer me dice la noche es hermosa,
ella me abraza creyendo que el destino nos conduce
con la precisión de un sacrificio transparente.
Pero no.
Hay quienes nos abren los brazos con sospecha de fábula
y cedemos el cuerpo cavilando la venganza.
Latinoamérica es una danza silenciosa,
la suma estación de estallido y desencanto:
Veintiuna condenas golpean con exaltación
las puertas de una memoria insaciable esta noche.
V
Dios no habita la Frontera.
Está en todas partes pero no en la Frontera.
Ahí la identidad es proeza agazapada en monte vano.
Ahí luz y tiniebla no son evasión que apriete el agobio.
La áspera piedad de Dios es asunto concluido.
Mojado refuerza su impulso describiendo con sus pies
algún mapeo incierto donde descifrar la huída
o contrarrestar la emergente parálisis del miedo.
El silencio cómplice sólo debe ser fuente de agudeza y juicio.
Él quizá no entienda del todo la artificiosa jungla de lo teórico
pero algo tira de su conocimiento como voz horrísona
que nace del ahogo profundo por vivir.
¡No hagan ruido, compañeros, aún no al canto!
Compañeros no están cuando el ruido cae.
En la oscuridad todos corren dejando su posta a la intemperie.
Ojalá la muerte fuera otra en la próxima carrera,
pero el presidio y las balas
poseen la misma certeza en cualquier ismo del imperio.
Se siente hermoso tu inconformismo, Mojado,
aunque tu marcha sepulte la verdadera sobrevivencia
o la mejor de las victorias por resumir a toda prisa.
Nos saquean también las vidas, y es noticia oficial
declarar amenazas en nombre de una paz desfigurada,
maldito indocumentado.
No estamos salvos en un idioma como Guerra Opresión Ausencia.
En mi país, la claridad también nace
en medio de un dominante cuadro suprarrealista:
sin pincel y sin colores.
Cuánto daría por secar tus pies, Mojado,
y limpiar sin levedad
la pólvora esparcida en el aire que respiras en nosotros.
VII
Nuestra muda ciudad,
bajo la sombra de barras y cañones, aún respira.
Pero es la vida que ocupa el silencio
la fábula clásica de los buitres.
No hay mejor modo de reavivar la memoria
que alejándose de teorías libertarias,
recorriendo otros peligros como el amor y la esperanza.
Y fragmentar los témpanos que se aferran al juicio.
Y echarle un vistazo al sol sin que la luz nos enceguezca.
Luego aprenderemos a estrechar la voluntad:
Voluntad latinoamericana donde el impulso aguarda.
¿En qué plaza quemaremos nuestra incertidumbre?
¿En qué plaza quemaremos, Estados Unidos,
tu muestra infame?
CÍA, DEA, FBI, BID, FMI…
Hasta cuándo tu impunidad de imperio terrorista.
Hasta cuándo tus agencias del crimen y su invasión
despiadada a nuestros pueblos.
Agresión silenciosa y punzante en esta tumba colectiva
de la que nadie celebra tierra propia.
¿Dónde y cuándo?
¿En qué plaza quemaremos nuestra incertidumbre?
Ni neocolonias.
Ni imposiciones. Es concluyente tildarnos
de emergentes en un plan de democracia y purificación.
Maldita moral multiplicada.
No callemos jamás una amenaza recurrente.
La respuesta sangra:
.
La infancia es nuestro único campo de batalla.
LIBROS Y AUTORES:
“Poesía completa” de Leopoldo María Panero
“Poemas humanos” y “Trilce” de César Vallejo
“Libro del desasosiego” de Fernando Pessoa
“La piedra alada” de José Watanabe
Jorge Eduardo Eielson, Javier Heraud, Derek Walcott, Charles Bukowski y Octavio Paz.
I
Un poema jamás termina con el sobresalto de la carne.
¡Dirijamos nuestro estruendo con recelo!
El amor caído, el exterminio, los muros invisibles del letargo,
la misma desesperación profunda que tocamos noche y día
reverberan nuestra resistencia como aliento ascendente.
Bajo la estación llana de la memoria, el sueño nos despoja
del paisaje del encierro, y canta
en tierra desnuda el fuego de nuestras entrañas.
Ni a la voluntad ni a la fe las han podido desolar tanto:
Las noches latinoamericanas son estupendas
pero titilan Cincuenta Estrellas punzando el corazón palidecido
de sus amaneceres.
Todo contiene disposición de máscara en el rostro.
Con una convulsión ligera como las palabras
esta presunción de oficio maldito nos libera del miedo
y de la muerte.
Será que enterramos el silencio con audacia
y cosechamos revoluciones discretas
con la última traición del calendario?
¿Cuánta voracidad procurará nuestra respuesta
si cobijamos un pálpito sin frontera en los oídos?
Hoy cuatro de julio de dos mil once gozo aquí frente al Pacífico.
Su rugido es una mano que acribilla la vergüenza.
Escribir su intemporalidad, su movimiento, su sonido grave…
Las palabras en el agua son ejércitos inermes
que apenas si alcanzan sosiego en su hondura implacable.
Mientras mi mujer me dice la noche es hermosa,
ella me abraza creyendo que el destino nos conduce
con la precisión de un sacrificio transparente.
Pero no.
Hay quienes nos abren los brazos con sospecha de fábula
y cedemos el cuerpo cavilando la venganza.
Latinoamérica es una danza silenciosa,
la suma estación de estallido y desencanto:
Veintiuna condenas golpean con exaltación
las puertas de una memoria insaciable esta noche.
V
Dios no habita la Frontera.
Está en todas partes pero no en la Frontera.
Ahí la identidad es proeza agazapada en monte vano.
Ahí luz y tiniebla no son evasión que apriete el agobio.
La áspera piedad de Dios es asunto concluido.
Mojado refuerza su impulso describiendo con sus pies
algún mapeo incierto donde descifrar la huída
o contrarrestar la emergente parálisis del miedo.
El silencio cómplice sólo debe ser fuente de agudeza y juicio.
Él quizá no entienda del todo la artificiosa jungla de lo teórico
pero algo tira de su conocimiento como voz horrísona
que nace del ahogo profundo por vivir.
¡No hagan ruido, compañeros, aún no al canto!
Compañeros no están cuando el ruido cae.
En la oscuridad todos corren dejando su posta a la intemperie.
Ojalá la muerte fuera otra en la próxima carrera,
pero el presidio y las balas
poseen la misma certeza en cualquier ismo del imperio.
Se siente hermoso tu inconformismo, Mojado,
aunque tu marcha sepulte la verdadera sobrevivencia
o la mejor de las victorias por resumir a toda prisa.
Nos saquean también las vidas, y es noticia oficial
declarar amenazas en nombre de una paz desfigurada,
maldito indocumentado.
No estamos salvos en un idioma como Guerra Opresión Ausencia.
En mi país, la claridad también nace
en medio de un dominante cuadro suprarrealista:
sin pincel y sin colores.
Cuánto daría por secar tus pies, Mojado,
y limpiar sin levedad
la pólvora esparcida en el aire que respiras en nosotros.
VII
Nuestra muda ciudad,
bajo la sombra de barras y cañones, aún respira.
Pero es la vida que ocupa el silencio
la fábula clásica de los buitres.
No hay mejor modo de reavivar la memoria
que alejándose de teorías libertarias,
recorriendo otros peligros como el amor y la esperanza.
Y fragmentar los témpanos que se aferran al juicio.
Y echarle un vistazo al sol sin que la luz nos enceguezca.
Luego aprenderemos a estrechar la voluntad:
Voluntad latinoamericana donde el impulso aguarda.
¿En qué plaza quemaremos nuestra incertidumbre?
¿En qué plaza quemaremos, Estados Unidos,
tu muestra infame?
CÍA, DEA, FBI, BID, FMI…
Hasta cuándo tu impunidad de imperio terrorista.
Hasta cuándo tus agencias del crimen y su invasión
despiadada a nuestros pueblos.
Agresión silenciosa y punzante en esta tumba colectiva
de la que nadie celebra tierra propia.
¿Dónde y cuándo?
¿En qué plaza quemaremos nuestra incertidumbre?
Ni neocolonias.
Ni imposiciones. Es concluyente tildarnos
de emergentes en un plan de democracia y purificación.
Maldita moral multiplicada.
No callemos jamás una amenaza recurrente.
La respuesta sangra:
.
La infancia es nuestro único campo de batalla.
LIBROS Y AUTORES:
“Poesía completa” de Leopoldo María Panero
“Poemas humanos” y “Trilce” de César Vallejo
“Libro del desasosiego” de Fernando Pessoa
“La piedra alada” de José Watanabe
Jorge Eduardo Eielson, Javier Heraud, Derek Walcott, Charles Bukowski y Octavio Paz.
Cromwell Castillo Cabrejos (Motupe, Lambayeque, Perú - 1981)
Poeta y artista plástico. Es miembro fundador del Grupo Literario Signos y autor de “Agua” y “Transfiguración o el sonido” —libros incluidos en “Signos” (Chiclayo, 2007)—, “¿Dónde acaso es camino?” —incluido en “Demolición de los reinos” (Lima, 2010)—, "Estética de las revelaciones" (Arequipa, 2011), y el plaquette “Fuego” (Arica, 2010).
Forma parte de “Cuervo Iluminado”, Colección de Nueva Poesía Peruana (Lima, 2010); "Rito verbal", Muestra de Poesía Peruana 2000-2010 (Lima, 2011); "Me Usa”, Brevísima Antología Arbitraria Perú - Uruguay (Perú, Venezuela, Chile, 2012) y “Circo de pulgas”, Antología de la minificción peruana (Lima, 2012).
Trabajos suyos han sido publicados en revistas impresas y virtuales de Perú, Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil, Chile, México, Estados Unidos, España y Francia.
Tiene inéditos los libros "La cabeza del Minotauro" y "Estados de coma".
Poeta y artista plástico. Es miembro fundador del Grupo Literario Signos y autor de “Agua” y “Transfiguración o el sonido” —libros incluidos en “Signos” (Chiclayo, 2007)—, “¿Dónde acaso es camino?” —incluido en “Demolición de los reinos” (Lima, 2010)—, "Estética de las revelaciones" (Arequipa, 2011), y el plaquette “Fuego” (Arica, 2010).
Forma parte de “Cuervo Iluminado”, Colección de Nueva Poesía Peruana (Lima, 2010); "Rito verbal", Muestra de Poesía Peruana 2000-2010 (Lima, 2011); "Me Usa”, Brevísima Antología Arbitraria Perú - Uruguay (Perú, Venezuela, Chile, 2012) y “Circo de pulgas”, Antología de la minificción peruana (Lima, 2012).
Trabajos suyos han sido publicados en revistas impresas y virtuales de Perú, Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil, Chile, México, Estados Unidos, España y Francia.
Tiene inéditos los libros "La cabeza del Minotauro" y "Estados de coma".